Hace unos meses ni conocía a este autor, pero cuando el relato corto A Year and a Day In Old Theradane cayó en mis manos, me gustó tanto que tuve que dejar todo lo demás que estaba leyendo y buscar este libro.
Por su parte, los personajes parecen reales: Tiene personalidades, sentimientos y ambiciones claramente definidos, y se comportan y reaccionan de una manera natural y orgánica. Cada miembro de la banda de Locke, cada enemigo y cada ciudadano de Camorr parece algo único y singular, que no está ahí simplemente para ocupar un rol o arquetipo en la historia.
Pero lo mejor es como se expresan: este libro eleva las bromas, los insultos y las pullas a una forma de arte.
Las Mentiras de Locke Lamora cuenta la historia de un
estafador en un mundo de fantasía, aunque la mayoría de la acción gira en torno
a la veneciana ciudad de Camorr.
Locke es el líder, o garrista, de una
banda de ladrones, Los Caballeros Bastardos, y seguramente lo mejor del libro
sean las partes en las que están haciendo alguno de sus, como ellos los llaman,
juegos. Los diálogos naturales y el pico
de oro de Locke consiguen, al mismo tiempo, engañar a los nobles y hacer toda
la exposición necesaria para que entiendas la historia.
Algo que me cautivó en A Year and a Day In Old Theradane y que por supuesto he vuelto a
encontrar en la historia de Locke es la tremenda imaginación del autor a la
hora de incluir objetos, magias y paisajes nuevos, algo difícil en un género
tan abarrotado.
Desde los primeros capítulos, cosas como la fiesta
cambiante, la forma en que funcionan la magia y la alquimia, o el cristal
antiguo y su falsa luz dan a Camorr un aspecto y una atmósfera únicos, no solo
en este libro, sino en el género.
Por su parte, los personajes parecen reales: Tiene personalidades, sentimientos y ambiciones claramente definidos, y se comportan y reaccionan de una manera natural y orgánica. Cada miembro de la banda de Locke, cada enemigo y cada ciudadano de Camorr parece algo único y singular, que no está ahí simplemente para ocupar un rol o arquetipo en la historia.
Pero lo mejor es como se expresan: este libro eleva las bromas, los insultos y las pullas a una forma de arte.
La forma de escribir de Lynch es algo peculiar. Tanto en
el relato corto como en este libro, utiliza un estilo de narrativa que puede
resultar casi un anatema, pero que para mi funcionó a la perfección. Sus
capítulos se dividen en subsecciones muy cortas, a veces de un solo párrafo o
unas pocas líneas, y que no necesariamente suceden en orden cronológico, sino
que dan pequeños saltos adelante y atrás en el tiempo, o sencillamente ocurren
de forma simultánea. Con esta controvertida técnica, Lynch consigue una acción
rápida y dinámica, cambiando de lugar, personaje o instante temporal con
facilidad.
Además, en este libro los capítulos pares e impares
alternan dos líneas temporales, una cuando Locke es un niño y otra en lo que
sería el tiempo presente de la historia. Al principio los capítulos del pasado
son más relevantes, más extensos, pero se vuelven de apenas unas páginas a medida que se
acerca el final. Esta es otra técnica innovadora que permite a Lynch introducir
los momentos clave del trasfondo de los personajes, cuando más sentido tiene, y
sin necesidad de arrastrarnos por cien o doscientas páginas antes de que Locke
empiece a robar.
Con respecto a la trama, y por supuesto sin entrar en
grandes detalles, en todo momento consiguió sorprenderme, sin resultar
predecible o caer en tópicos o arquetipos. También debo alabar su consistencia.
A lo largo de la primera parte del libro se describen tradiciones, lugares y
objetos mágicos que parecen estar ahí solo para crear el ambiente y dar
contexto a la ciudad y al mundo, pero que acaban resultando relevantes en el
desenlace final de los acontecimientos.
Lo mismo ocurre con la personalidad y las cualidades de
los personajes. Por ejemplo, Locke es un personaje astuto, inteligente, pero
sin ninguna cualidad física notable, y esto continúa aplicando cuando tiene que
empuñar un cuchillo: la única forma en que consigue imponerse a sus
adversarios es haciendo lo que mejor sabe hacer, engañándolos.
En el gran duelo final, por dos veces consiguió hacerme
parar al darme cuenta de como, el muy zorro, nos había engañado, tanto a mí, como a su oponente.
Y vosotros, ¿qué opináis? Dejadme un comentario con vuestras impresiones.
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