Este finde vi otra película de Netflix -además de holandesa-, un tiro al aire en toda regla. Creo que alguien lo dijo cuando la pusimos, que de esa combinación se podía uno esperar cualquier cosa, y esto es lo que nos encontramos.
La película cuenta la historia de dos hermanos, Walraven (Barry Atsma) y Gijs van Hall (Jacob Derwig), que crean un banco en la sombra para financiar la resistencia holandesa a la ocupación Nazi. Hasta ahí todo bien. La música y la fotografía consiguen transmitir en todo momento la tensión y la angustia de sus operaciones clandestinas y ese miedo constante a ser atrapado.
Sin embargo, la película termina dejándote indiferente y para cuando te levantas del sofá ya te has olvidado de ella. No es que haga las cosas mal, pero tampoco sería capaz de identificar nada que la haga sobresalir por encima del montón. Se han hecho películas y dramas ambientados en la segunda guerra mundial hasta la saciedad, y esta no consigue destacarse en ningún aspecto.
Los personajes son banqueros y mueven dinero de acá para allá, pero no esperes hay ninguna escena de acción o momento trepidante, y la única vez que hacen algo un poco fuera de lo ordinario, la película no consigue explicar bien como funciona el fraude bancario.
El drama humano tampoco consiguió impactarme, fundamentalmente porque, para mí, aparte de los dos protagonistas, todos los demás personajes son idénticos e intercambiables. Además, el hecho de que la película empiece con uno de los dos hermanos contando en retrospectiva como ocurrió todo, deja del orden de cero incertidumbre sobre el desenlace de la historia.
Entiendo que es una historia real y que han querido mantenerse fieles a la verdad, pero a veces, sin tomarse licencias creativas, las historias reales quedan aburridas e insulsas, y ese es el caso de esta película. No es mala, pero no te pierdes nada si no la ves.
Y vosotros, ¿qué opináis? Dejadme un comentario con vuestras impresiones.
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