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Reseña – Armada – Ernest Cline

Ayer terminé de leer el segundo libro de Ernest Cline, y mientras que el primero me encantó por su ambientación y la forma en que conectaba con el friki que anida en mi interior, este sucesor espiritual de Ready Player One no es muy bueno.

Reseña Armada Ernest Cline

Ernest vuelve a hacer despliegue de todo tipo de referencias a libros, videojuegos y películas de fantasía y ciencia ficción, pero mientras que en Ready Player One parecían merecidas y justificadas en el contexto de la historia, en Armada quedan totalmente forzadas y da la impresión de que solo busca meter la mayor cantidad de palabras clave por página, aunque no aporten nada.
En el segundo capítulo podría haber escrito que el padre del protagonista tenía una lista con las fechas de lanzamientos de muchos títulos, desde Spacewar en 1962 hasta La Amenaza Fantasma en 1999. En lugar de eso dedica 4 PAGINAS a enumerar uno por uno todos los títulos con sus fechas.
Lo mismo ocurre con las reflexiones que hace el protagonista. Nadie, ni el mayor fan de Star Wars del mundo, pensaría en si mismo como un metafórico Luke Skywalker al entrar en un desván y nadie, nadie, exclamaría, Tía Beru pásame la leche al decir que vive en un lugar aislado. En un momento dado intenta justificar que la arquitectura se parezca a la de Star Trek o 2001: Odisea en el espacio porque así es más fácil de diseñar... ¿que? no, eso no tiene ningún sentido. 
En Ready Player One cada referencia me arrancaba una sonrisa y hacía aflorar a mi niño interior, pero en Armada las referencias metidas con calzador me hacen poner los ojos en blanco.

Ahora que nos hemos quitado la cuestión de las referencias del medio, ¿Qué hay de la historia? Pues tampoco es muy buena.
El protagonista, que tiene el rimbombante nombre de Zack Lightman, tampoco es que sea muy original o interesante: es un chaval sin padre, con un ordenador lleno de ROMs, un friki al que los videojuegos han dotado de los conocimientos y habilidades necesarios para completar una misión imposible, pero también el héroe que planta cara a los malos y los abusones en su instituto. ¿Sabéis quién más era exactamente así? Wade en Ready Player One.
Además, hay un problema inherente al escribir una historia en primera persona con un adolescente por protagonista: o a) el personaje es un poco insoportable -y afrontémoslo, en la adolescencia no estamos en la cúspide de nuestra sensatez- y tienes que lidiar con él en cada página, o b) hay una terrible desconexión entre la forma de actuar y hablar del personaje y la forma más madura en que piensa, describe o narra el resto de acontecimientos. En un golpe de genio, Armada consigue pecar de los dos defectos.
Para más inri, en uno de los primeros capítulos el protagonista describe a su madre como un pivón. No tengo nada en contra de hacer a tus personajes jóvenes y atractivos, seguramente la mayoría de lectores se los vayan a imaginar así de todos modos, pero si el que la describe es su hijo, es muy pero que muy raro. 

La trama es genérica y predecible hasta decir basta y el libro hace un tremendo esfuerzo por telegrafiarla desde el principio. En el segundo capítulo sabes que Zack ha visto una nave alienígena que sale en un videojuego, que él es el número seis del ranking mundial de ese juego, y que su padre creía que el gobierno usaba los videojuegos para entrenar a la población civil para una invasión . Con esas tres piezas, ¿serías capaz de adivinar que va a pasar? Y esta misma dinámica continúa a lo largo de todo el libro. ¿En el videojuego hay una base en la luna? Adivina donde van a ir a continuación.
Y cuando no tiene forma de progresar, hay un personaje que parece ser capaz de hacer cualquier cosa que la historia necesite con un teclado en las manos, aunque sea la primera vez que ve la tecnología con la que está trasteando. Dadas las circunstancias, podrían haber puesto a Lex en primera línea de defensa, ya que parece ser omnipotente.
Y el final... siempre me he quejado de el típico final de destruye a la mente colmena y gana tan típico en la ciencia ficción, pero dios, este es mucho más insustancial.

El ritmo también es un desastre. Un momento están mirando la cuenta atrás del día final y al capítulo siguiente están hablando tranquilamente de partidas de D&D, sus snacks favoritos o música heavy metal, todo para meter 20 minutos de lectura entre el momento en que Zack hace una pregunta y el momento en que le dan la respuesta que tú ya sabías que iba a recibir. Incluso en los momentos en que un personaje va a contar algo interesante, alguien actúa como un capullo de forma que la explicación se posponga un capítulo más. Es casi como si la trama tuviera chicha para cien páginas a lo sumo pero quisieras vender un libro de 300 paginas... Oh, claro, ya veo.

Por desgracia no puedo recomendar este libro. Es una historia poco pulida que trata de vivir del éxito de su predecesora sin llegarla a la suela de los zapatos. Si creéis que un libro lleno de referencias a películas y videojuegos podría interesaros, leed Ready Player One -a mí me encantó-, pero este solo es un intento fallido de copiar la misma fórmula.

Y vosotros, ¿qué opináis? Dejadme un comentario con vuestras impresiones.

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