Después de un intenso maratón esta semana santa, os traigo mi opinión, 100% libre de spoilers, de Detective: lo último de Ignacy Trzewiczek, un juego cooperativo en el que tienes que resolver una serie de casos policiales relacionados entre sí.
Cada partida comienza con un jugador leyendo la introducción del caso de un pequeño libreto. Eso te dará tu objetivo y una lista de cartas (pistas) que puedes investigar. A partir de ahí, debes ir decidiendo cada turno cuál de las cartas accesibles quieres leer a continuación.
Cada carta te dará nuevos pedacitos de información, y añadirá más opciones a la lista de pistas que puedes seguir, pero también consumirá parte del tiempo que tienes para resolver el caso, y cuando se agote el tiempo, tendrás que presentar tu informe.
El otro recurso que debes gestionar, además del tiempo, es una limitada reserva de fichas que te permiten investigar a fondo ciertas pistas y leer la parte de atrás de la carta, o realizar acciones especiales, como arrestos y detenciones.
Y en paralelo a todo eso, tienes acceso a una aplicación web en la que puedes buscar la ficha policial de cualquiera de los implicados, revisar viejos archivos policiales y transcripciones de interrogatorios, e introducir y cotejar entre si huellas dactilares, muestras de ADN y todo tipo de pruebas. Y el juego está ambientado en el mundo real, por lo que también puedes buscar en internet lugares reales y acontecimientos históricos.
Además, dos de los casos añaden un par de giros adicionales, pero no voy a estropearos la sorpresa.
El juego incluye cinco casos relacionados entre sí, a modo de campaña, que deben ser jugados en orden; y otros diseñadores deberían tomar nota, porque esta es la forma de hacer casos de investigación entrelazados.
La trama global se va desplegando progresivamente, sin abrumarte con datos y dejando que te concentres en el caso en curso. Cada caso plantea nuevas preguntas, pero te permite cerrar líneas de investigación al tiempo que abres los nuevos interrogantes para el siguiente.
El resultado de un caso puede influir en los demás, y siempre tienes acceso a toda la información recopilada en casos anteriores, pero es no te condiciona o te limita, ya que puedes resolver perfectamente cualquier caso partiendo de un desastre absoluto en la partida anterior.
Los casos en sí son muy buenos: son interesantes, son diferentes y todos entrelazan múltiples tramas y personajes; si bien es cierto que algunos de ellos resultan demasiado cortos. Según la caja cada caso son tres horas, pero dos casos los resolvimos en menos de una.
El nivel de dificultad diría que es intermedio. Los primeros casos los completamos con algunos errores, pero los dos últimos los sacamos con un 100% de aciertos -que no 100% de puntos, ya que sabíamos las respuestas, pero no teníamos todas las pruebas-, y ni una vez obtuvimos la pantalla de caso fallido.
En general siempre tuvimos problemas para encontrar las pruebas, principalmente porque no es algo que puedas deducir o razonar, tienes que encontrarlas, y lo normal es que solo exista un camino de pistas para llegar hasta ellas.
En uno de los casos, de hecho, hay una gran porción de la investigación que queda oculta tras una pista, y si decides descartarla y no la investigas, no hay otra forma de acceder a lo que es prácticamente la mitad del mazo de pistas para ese caso.
El problema que veo a este juego es que la libertad que promete con su base de datos, las búsquedas en internet y el sistema de comparación de evidencias, resulta ser todo fachada y al final queda muy lineal y encorsetado. Sólo puedes buscar en internet o acceder a una nueva ficha cuando te lo indica una carta, y solo puedes introducir en el comparador las pruebas que las cartas te dicen que puedes analizar.
Al final no deja de ser una serie de piezas ramificadas en forma de árbol, prácticamente sin solape entre las ramas, y tienes que elegir que camino o caminos seguir. No tienes plena libertad para investigar y esto da pie a problemas como el que comentaba: grandes secciones de información a las que se puede llegar por un único camino.
La base de datos tampoco tiene todas las funcionalidades que uno desearía para procesar la ingente cantidad de información que vas acumulando a lo largo de cinco casos. Tal vez quieras filtrar sospechosos por los que tengan un rango de edad y pelo rubio, pero no puedes hacerlo sin ir uno a uno, abriendo sus fichas y comprobándolo a mano.
En última instancia, la aplicación web queda reducido a algo totalmente prescindible, ya que solo la usas para leer información cuando las cartas lo indican y tienes que hacer las comprobaciones a mano. Perfectamente podían haber hecho cartas más grandes, añadir más texto en ellas y utilizar algún sistema de cifrado alfanumérico para que pudieras cotejar tu mismo las huellas, que no dejan de ser un código de 10 dígitos, sin necesidad de la aplicación.
Al final, aunque me ha gustado y lo he pasado bien jugándolo, la sensación que me deja es bastante decepcionante, porque tenía los recursos para ser algo grande e innovador, y sin embargo no es más que un libro de elige tu propia aventura con ínfulas, escondido tras la fachada de una aplicación informática.
Y vosotros, ¿qué opináis? Dejadme un comentario con vuestras impresiones.
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