Este fin de semana hemos jugado un nuevo Escape Puzzle, ese híbrido extraño que Ravensburger ha creado uniendo un puzle y un escape Room, con dispares resultados.
Este no es el primero de la serie que pasa por nuestras manos, pero si no
conoces la serie, no temas, que te lo voy a explicar en un periquete.
Primero tienes que hacer un puzle, con la dificultad añadida de que la
escena no es exactamente como la que se muestra en la caja porque algunas cosas
están cambiadas de sitio, y las piezas de los bordes, que tienen números aparentemente
aleatorios pintados, encajan todas con casi todas.
Una vez lo tienes montado, tienes que identificar distintos puzles y
acertijos ocultos en el dibujo, cuyo resultado te dará un número que te
conducirá a una de las piezas del borde. Y hasta ahí puedo leer, lo que hay que
hacer luego con esas piezas tienes que descubrirlo tú.
Entonces, ¿qué tal está esta entrega? Pues ni fu, ni fa.
El puzle es muy
bonito y bastante complicado de hacer, lo que siempre son puntos a favor, pero
los tonos son muy oscuros y monocromáticos y hace un poco difícil ver las
pistas que necesitas para la segunda fase.
Respecto a los acertijos, hay de todo: hay dos muy bien diseñados -elegantes
diría-, uno de los cuales es muy satisfactorio de resolver; pero también hay
dos que no tienen mucho sentido, y ni las pistas ocultas en el puzle ni las que
puedes encontrar en la web te dan ninguna indicación de como resolverlo. Sólo
por combinatoria, y sabiendo más o menos el resultado que tenía que dar, pudimos
resolverlo.
En resumen, nos tuvo un buen rato ocupados y no lo pasamos mal, pero
tampoco es que sea algo espectacular. La Cocina de la Bruja fue
definitivamente mucho mejor en todos los aspectos, aunque ese puzle tan
satisfactorio del que os hablo, es mejor que cualquiera de los que podrías
encontrar en La Cocina de la Bruja.
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