Hoy os quería hablar de nuestra última experiencia en Escape Rooms de mesa, Escape Tales: El Despertar.
En su mayor parte el juego funciona como cualquier otro Escape Room de mesa: vas reuniendo pistas en forma de cartas que tienes que juntar para resolver un acertijo y poder avanzar. Las pistas y las respuestas se gestionan mediante una aplicación móvil, y lo cierto es que resulta bastante cómoda y ofrece más flexibilidad en los puzles que cartas o un sistema físico de cifrado.
Pero hay más.
Por un lado, el juego incorpora elementos narrativos. Hay un librito con distintos párrafos numerados, y cada puzle, objeto y localización te va dirigiendo al fragmento narrativo correspondiente. Algunas cartas te piden tomar decisiones, otras requieren que hayas estado prestando atención a la trama y, por supuesto, hay múltiples finales alternativos. Y no todos son buenos.
El otro giro, es la introducción de acciones limitadas, lo que significa que, si en cada localización te empeñas en mirar hasta el último rincón, no tendrás suficientes para llegar hasta el final. En línea con esto, no todos los puzles son necesarios para avanzar, pero algunos te brindan ayuda más adelante o abren algunas de las rutas narrativas paralelas. Sí, hay rutas narrativas paralelas.
Todo esto, finales alternativos, acciones limitadas, rutas paralelas, añade un punto de tensión adicional en el juego y, lo más importante, cierta rejugabilidad a un formato que normalmente no tiene ninguna. Sirva de ejemplo, que, en nuestra primera partida, más de la mitad del mazo de cartas de juego quedó sin ver, unos diez puzles sin resolver y tres localizaciones sin visitar.
E incluso así, hay mucho contenido en una sola partida. Nos llevó dos tardes completar la trama y habrá más de 40 puzles en este juego, lo cual está francamente genial.
Respecto a los puzles, hay algunos bastante ingeniosos, y me gusta que escondan información donde menos te lo esperas o la forma en que juegan con las respuestas en un momento dado. Sin embargo, ha habido dos puzles que no me han gustado nada, especialmente el de la nevera. Por desgracia, ambos se encuentran en el camino crítico.
Aparte de esos dos puzles, mi única queja es la temática y, por extensión, la estética. No entiendo la obsesión de este tipo de juegos con lo sobrenatural y las enfermedades mentales. Tendrá su público, digo yo, pero para mí siempre va en detrimento del juego. Lo mismo me pasó con TIME Stories y su manicomio, por ejemplo.
En cualquier caso, muy grata experiencia. Los acertijos no están a la altura de otras series, como EXIT, pero el aspecto narrativo hace mucho para meterte en el juego y que no sea solo una serie de puzles encadenados, y la limitación de las acciones crea una dinámica tensa y muy diferente a otros juegos similares, donde el primer paso siempre es mirarlo todo a conciencia, antes siquiera de ponerse a pensar y resolver. Seguramente le demos otra partida y estoy desando que saquen el segundo, que espero tenga una temática y estética más atractiva.
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