Cuánto me alegro de haber ido a ciegas con este libro. No sabía de qué iba, no había leído reseñas, no sabía nada. Solo que era de los autores de The Expanse, una de mis sagas favoritas, y eso era más que suficiente. Y aunque no está a la altura de El Despertar del Leviatán, no decepciona en absoluto.
Los primeros capítulos arrancan con lo que parece una trama de intriga y rivalidad en un entorno académico. Que si qué tal ha salido el experimento, que si te robo el proyecto, que si me voy a otro laboratorio, que a ver de dónde sacamos la financiación... ese tipo de cosas.
Entonces llegan los aliens —esto no es spoiler, porque en la página uno te dicen que les van a invadir los aliens— y de golpe y porrazo la novela se convierte en un dramón de ciencia ficción, con ejecuciones, campos de concentración, deportaciones, caos, destrucción y todo tipo de vejaciones.
Luego la historia se asienta en una curiosa mezcla de estos dos mundos. Investigadores obligados a trabajar para sobrevivir. Opresión e investigación a partes iguales. Las penurias que pasan de una mano, y de la otra la emoción de un avance en el proyecto, o de descubrir algo nuevo sobre los aliens.
Y todo ello, sabiendo que uno de los personajes en realidad es un humano infectado por una tercera facción alienígena... pero sin saber quién. Es verdaderamente fascinante lo mucho que logra hacer y transmitir, y la cantidad de ganchos y misterios con los que te mantiene enganchado.
Es una novela que logra ser muchas cosas al mismo tiempo y evolucionar de forma constante con las páginas.
Lo que más me ha gustado es que, además de toda la acción y el drama y las penurias y las alegrías, la novela aborda temas bastante profundos y complejos.
Quizá el más predominante es un conflicto moral y una hipocresía de la que es muy difícil no ser partícipe. Los personajes humanos son biólogos, y cuando se ponen a diseccionar monos, o matan de hambre en fallidos experimentos a las no-tortugas, o subyugan el metabolismo de las no-bayas para su propio beneficio, nos parece bien, a nosotros como lector, y a ellos como personajes. Es investigación, es su trabajo, es por el bien de la humanidad... o el motivo que sea.
Sin embargo, cuando los carryx les hacen lo mismo a ello y a otras especies, lo vemos como tiranía, como opresión, y sentimos revulsión hacia el hecho cuando, en realidad, ambos están haciendo lo mismo: buscar utilidad en especies que ven como inferiores. Me ha gustado mucho la forma en que se plantea esta dicotomía, y cómo aún así no puedes evitar caer en el doble rasero y ponerte del lado de los humanos.
Otro conflicto que me ha parecido muy interesante es el de cómo cada uno de los personajes se adapta a la invasión alienígena, y el choque entre los que quieren entender y adaptarse, los que se aferran a cualquier semblanza con su antigua realidad, y los que prefieren ver el barco arder si no pueden ser el capitán.
El estilo y el ritmo es bastante similar a The Expanse. Si habéis leído a los autores, ya sabéis qué esperar. Ciencia ficción rigurosa, argot tecnológico, una trama en constante evolución y un claro foco en los personajes, en sus relaciones, en su estado emocional, en la importancia tanto de los momentos dramáticos como de las conversaciones entre dos de ellos mientras miran las estrellas.
Dicho lo cual, la novela —e imagino que toda la saga será igual— es bastante más compleja y desde luego menos accesible que The Expanse. Al vocabulario científico-tecnológico que cabría esperar en una obra de ciencia ficción dura se suma el hecho de que los personajes son un grupo de bioquímicos, con todos los tecnicismos y la jerga que ello implica, además de palabras inventadas para esta humanidad separada de la tierra, además de múltiples tipos de aliens, además de capítulos desde el punto de vista de aliens que piensan de forma completamente distinta a los humanos... es bastante que procesar.
En suma, la novela me ha gustado mucho. No es El Despertar del Leviatan, ya lo he dicho, ni hay ningún personaje con el carisma de Miller o Holden, pero es que el listón estaba altísimo. Es una lectura que exige de ti, que requiere atención, y con un nivel de comentario social que espera que te detengas a reflexionar lo que ocurre, pero merece con creces la pena.
El mundo que han construido en este inicio de saga tiene un potencial increíble, los conflictos y debates que plantea darían para hablar largo y tendido, y la historia, sin ser de esas novelas de aeropuerto que te hace pasar las páginas como un poseso, engancha de principio a fin. Muy recomendable para cualquiera que le guste la ciencia ficción.
Mi única espinita, y es más una preocupación que una queja, es si el personaje de Dafyd tiene el empaque necesario para capitanear una saga de novelas. Le falta ese aplomo, ese je ne sais quoi de los grandes protagonistas. En el contexto de esta primera novela encaja muy bien, pero no sé si lo veo una vez la situación vaya creciendo en escala y envergadura.
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