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Prince of Thorns (The Broken Empire #1) | Mark Lawrence

Traducido al español como El Príncipe del Mal por alguien que no se ha debido leer el libro o no ha visto la importancia que tienen las zarzas y las espinas en el trasfondo del personaje, este es un libro de fantasía grimdark con un mundo tan cruel como su protagonista.

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Decir que Jorg Ancrath es un antihéroe sería estirar peligrosamente el significado de la palabra. Jorg es un villano que, por vicisitudes del destino, resulta que también es el protagonista. 

El libro es duro, tiene violencia, crueldad, tortura, violaciones... pero es que el tipo es malo, aunque nos traten de dar una justificación ulterior para las cosas que hace, y qué le ha llevado hasta los extremos que ha llegado, lo cierto es que es malvado, y quizá incluso esté un poco loco. Sus motivaciones nunca llegan a quedar del todo claras, pese a ser él el narrador. Unas veces habla de sí mismo como un gran estratega, el único capaz de reconstruir el imperio roto, pero en otras ocasiones hace las cosas por impulso y dice que el mejor plan es el que se le ocurre sobre la marcha. Ya me diréis si ese es el razonamiento de alguien cabal.

La acción constante —muy bien descrita, debo decir— y la forma de contar las cosas a través del retorcido foco de la visión del protagonista, deshumanizada casi, mantiene el libro entretenido y te hace seguir leyendo, pero cuando quieres ahondar un poco más, la trama se queda algo coja.

Las cosas aparecen un poco de repente, sin haberse insinuado antes y sin explicarse mucho después. Todo empieza como una historia de venganza, que se abandona a mitad del libro y luego se recupera al final. ¿Por qué ese doble cambio? Un mago lo hizo. Literalmente.

A mitad del libro aparece gente que hace magia, pero no se explica cómo, ni porqué, ni se llega a saber nunca el alcance de sus poderes. En teoría Jorg también puede hacer magia, porque en una escena hace aparecer un clavo, pero tampoco se explica nada de dónde vienen esos poderes, ni se vuelven a usar o a mencionar siquiera.

Aparecen zombies en la carretera y no se dice de dónde salen. Luego en otro sitio hay nigromantes que usan esqueletos, y no se sabe si lo uno está relacionado con lo otro. Las cosas pasan y ya está. A la siguiente escena de acción.

En otro momento dado tiene que tomar un castillo con un puñado de hombres, una tarea imposible en la que demostrar su supuesto genio militar, y dice bueno, pues vamos a ir a este otro sitio a hablar con estos mutantes. ¿Quiénes son? ¿Cómo sabe de su existencia? ¿Qué relación tienen con el castillo? Ah, ah, ah... ya se revelara. O no.

Y así con todo.

Luego hay otra cosa rara, y es que el libro es claramente de fantasía. Los nombres de los lugares y los personajes son inventados, hay magia... pero se habla de Platón y de Nietzsche, o de nubios, romanos y sarracenos... no sé, es muy confuso. No sé si estamos en una versión alternativa del mundo real, si ha habido un apocalipsis y esto es un nuevo medievo con libros del pasado, o qué.

En resumen, entretenida se os apetece una novela cargada de acción y violencia, donde los porqués son algo secundario, pero tampoco me aporta mucho más. Dudo que siga leyendo la trilogía. 

La trilogía, por cierto, que alguien que no se había leído el libro tradujo como la trilogía de la sangre, a pesar de que el objetivo último del protagonista es unificar el imperio roto, the broken empire. En fin... un debate para otra ocasión.

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