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La Daga de la Ceguera (Lightbringer #2) | Brent Weeks

Esta ha sido una secuela de lo más extraña, porque tiene partes muy buenas, que sin necesidad de añadir nada nuevo al mundo o el sistema de magia, capturan perfectamente la esencia del primer libro, pero tiene la misma cantidad de escenas que parecen totalmente fuera de lugar. 

De la misma forma, la primera y la segunda parte son como la noche y el día. No sé si intencionadamente, o si fue algo de lo que el autor se dio cuenta y corrigió a medida que escribía... no lo sé. Lo cierto es que, después de un primer libro brillante, este se queda algo cojo. No es que esté mal, ni mucho menos, me ha gustado mucho, especialmente la segunda mitad, pero quizá el listón estaba demasiado alto. 


Blinding Knife Weeks

El problema con la primera parte del libro es, simple y llanamente, el protagonismo que se le da a Kip; y no por el personaje en sí, que no tiene nada de malo, sino por el arco narrativo que sigue. Una de las cosas que hacían al primer libro tan bueno, era que, pese a tener en el centro de la acción al típico personaje huérfano que resulta tener poderes mágicos, lo rodeaba de protagonistas adultos, que conocían el mundo y la magia, y no necesitaban ir a clase, y lidiar con el abusón, y hacer amigos y todo lo demás. No, acciones y acontecimientos importantes desde el minuto uno. 

Esta secuela da un tremendo paso atrás cuando Kip empieza su formación y, llevando ya más de mil páginas en este mundo, tenemos que leer sobre clases, y rivalidades adolescentes y demás. Y mientras tanto, los tres personajes adultos están prácticamente desaparecidos en combate: Gavin está por ahí dando vueltas y hablando de profecías, Karris les sigue pero no hace o dice nada, y Corvan, que junto a Gavin era uno de mis personajes favoritos, creo que tiene una sola escena en todo el libro.

El pirata Gunner tiene más escenas que Corvan, apuntando hacia un papel importante más tarde, que nunca llega a consolidarse. Imagino que lo están poniendo en situación para el tercer libro, pero de ser  así, la escena final habría sido más que suficiente. 


Y me queda hablar de Liv, que tras los acontecimientos finales de El Prisma Negro, ahora forma parte de la corte del Príncipe de los Colores. Y dejadme que os diga, que no me gusta nada este cambio, porque Liv era una chica muy lista y un personaje que me gustaba mucho por su pragmatismo, y ahora parece que le han lavado el cerebro. De hecho, creo que al autor tampoco le gusta, porque Tia, la nueva compañera de Kip, es básicamente el mismo personaje con una nueva cara: chica, más mayor, con más experiencia, con deficiencia en la vista, que usa un color aparentemente inútil, esclava... y de la misma esclavista. Creo que os hacéis a la idea. 

Pero resulta que no me importa, porque Liv ya era un gran personaje, y ahora tenemos dos. Y además nos muestran dos puntos de vista muy importantes: Liv es nuestro único acceso a la corte del Príncipe de los Colores, y está presente en algunos de los debates más interesantes sobre el bien, el mal, y la legitimidad de lo que hacen unos y otros. ¿Preferiría que hubiera dejado a Liv al lado de su padre y sus amigos, y nos hubiera mostrado esto a través de los ojos de otro? Pues sí, Simon hubiera sido un buen candidato, pero que le vamos a hacer. 

Tia, por su parte, usa un color nuevo con aplicaciones completamente distintas al resto, lo cual la convierte en un personaje bastante único. 


No hay muchos más personajes nuevos en el libro, aparte de algunos secundarios, pero sí que vemos cómo Andross Guile (el padre de Gavin) toma más protagonismo, y ese tipo de antagonista astuto y manipulador, pero con ciertos lazos afectivos, es algo que siempre viene bien en una historia. 

Y esto me lleva al otro elemento disonante de la primera parte, el juego de cartas, estilo Magic The Gathering, al que juegan Kip y Andross. Entiendo que es la excusa para entrelazarlos a ambos, y crear ese tira y afloja entre ellos (me muerdo la lengua), pero siento que se dedica mucho tiempo a explicar cómo funciona, las estrategias, los nombres de las cartas y todo lo demás, cuando realmente no tiene tanta importancia. 

Sí que me ha parecido muy curiosa la idea de que las cartas sean mágicas, que representen a personas reales y que a través de ellas puedas ver fragmentos de la vida pasada de esas personas. Es súper original y una forma muy ingeniosa de asomarse al pasado. Sin embargo, los tres o cuatro capítulos en que Kip se dedica a hacer precisamente eso, no veo que aporten nada relevante (al menos por el momento, quedan más libros). Él se pone a pasar cartas del mazo, y tu dices "Esa, esa, mira esa. Uh, no, mejor esa. Si, mira esa", pero al final coge una cualquiera y es información que luego resultará ser importante, o no... 


Pero todo eso desaparece hacia la mitad del libro, cuando Gavin vuelve a la capital y toma el papel protagonista. Las reuniones de Gavin con los otros líderes del Espectro, especialmente la primera tras su vuelta, son buenísimas. Hay juegos de poder, rivalidades, intrigas, intentos de asesinato, declaraciones de guerra, asesinatos...  se revelan secretos, se desvela el retorno de la Orden del Ojo Roto (el título del tercer libro), una organización de fanáticos asesinos, aparecen reliquias mágicas como capas de invisibilidad... 

En fin, que a poco de pisar Gavin la isla pasa todo lo que no ha pasado en la primera mitad. Y no entro en detalles para evitar spoilers, pero vamos...

Desaparecen los juegos de cartas, las clases, las intervenciones de Gunner y otros personajes raros, y todo lo que resultaba extraño y fuera de lugar en la primera parte; incluso la parte de Kip se vuelve más interesante, con las primeras pruebas de campo, más intentos de asesinato, y el certamen de acceso a la Guardia Negra. Y aquí tengo que hacer un inciso para alabar la sofisticación y elegancia del sistema de clasificación de la Guardia Negra. No sé si el autor lo ha tomado de algún sitio, pero si es creación propia... chapeau. 


A partir ese punto, la cosa solo va a mejor, porque hacia la marca del 70% hay tal carrusel de emociones con Gavin, Dazen y Karris girando, que no puedes parar de leer. Un segundo todo parece perdido, al otro las cosas se han solucionado, solo para que uno esté a punto de morir, o no, o sí, o no es lo que parece... uf. Y aún no ha comenzado siquiera la guerra...

Las batallas navales están muy chulas, con la introducción de nuevas "armas" mágicas y el uso de las cuadrigas de agua, y los Guardias Negros como aurigas náuticos. De hecho, los mejores pasajes de las batalles finales son en los que vemos a los Guardias Negros en acción, porque el autor despliega toda su imaginación, buscando cosas diferentes e impresionantes que hacer con la magia, incluido el nuevo color de Tia. 

Y a esto se suma que los "malos" han descubierto nuevas aplicaciones para los colores, lo cual abre nuevas posibilidades a lo que puede hacer o dejar de hacer la magia. Posibilidades que me hubiera gustado que se introdujeran antes y se hubieran explorado en mayor profundidad, pero que espero se aborden en el siguiente libro. 


Por último, y sin llegar a ser el gran giro narrativo del primer libro que me dejó con la boca abierta, el final nos guarda un par de sorpresas y revelaciones bastante potentes. Lo deja todo abierto y colgando de un hilo, creando ese tipo de final que, al pasar la última página y ver que no hay más, te deja una sensación de vértigo. Ah, estoy deseando leer el tercero. 

Lo único que no me ha gustado es la reticencia de Kip a revelar el secreto del cuchillo. No hacerlo al final del primer libro me parece bien, pero repetir prácticamente la misma escena, y volver a callárselo como un perro... no digo que esté mal a nivel narrativo, sus motivos tendrá el autor para ello; digo que me ha sentado mal. 


Poco más tengo que decir. El libro no está tan bien como el primero, ni de cerca, y puedo llegar a entender porqué en España, por ejemplo, decidieron dejar de traducirlos. Al principio se introducen muchas cosas que luego no vuelven a aparecer, e incluso el tema de la orden del Ojo Roto se toca muy de refilón, pero quiero pensar que es uno de esos libros de transición, que trata de trasladar el protagonismo de Gavin a Kip, y lo cierto es que la segunda mitad me ha gustado mucho y me la he leído prácticamente del tirón. 

Mi gran temor es que, habiendo leído la otra trilogía de Weeks, El Ángel de la Noche, a esta le pase lo mismo: un primer gran libro, y luego todo cuesta abajo. Veremos... 


Puede que también os interese:

>>Lightbringer #1 | El Prisma Negro | Brent Weeks

>>Lightbringer #3 | El Ojo Fragmentado | Brent Weeks

>>Lightbringer #4 | El Espejo de Sangre | Brent Weeks


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