Si no conociera las novelas de Bernard Cornwell en las que se basa la serie, estaría tentado de decir que es una mala adaptación; como sí las conozco, puedo decir que sufre de los mismos problemas que me hicieron dejar los libros.
Por lo visto, los libros, y por ende la serie, tienen una tremenda precisión histórica y muestran muy bien la realidad de las batallas de aquella época. Como no me veo en posesión de conocimientos o potestad para rebatir tal argumento, lo tomaré como cierto y les reconoceré el mérito, pero es cuanto les voy a reconocer.
El principal problema de la serie (y era igual en el libro) es que la historia va a toda velocidad, saltando de momento clave en momento clave sin darte tiempo a empatizar con ningún personaje. Trata de ser novelado, pero siendo sinceros, tiene más en común con un libro de historia.
Un salto temporal del prólogo en que es un niño a cuando se hace hombre es aceptable, incluso agradecido, pero cuando personajes nuevos empiezan a aparecer y desaparecer cada capítulo como si fuera una nueva temporada, es raro.
No sabes ni quién son y ya están actuando como personajes principales, y luego mueren, o cometen traición o hacen algo impactante y te quedas igual, porque no te da tiempo a establecer una conexión con nadie.
Joder, solo en la primera temporada Uhtred empieza una relación con cuatro mujeres distintas. ¿Crees que alguna llega a importarme? La primera, como mucho. Las otras, en dos capítulos, como quien dice, han pasado por todo el arco narrativo de conocerse, irse ganando afecto, alcanzar el clímax de felicidad y luego decaer hasta que la relación muere.
Lo segundo que no me ha gustado, y esto es sólo de la serie, es la cantidad de veces que se sacrifica la lógica en favor de la fotografía.
Un ejército ha de dividirse, ¿y marcha fuera de la ciudad en fila de a dos, separándose en la puerta en dirección opuestas, en lugar de marchar por compañías, primero una en una dirección, y luego la otra? Sí, la imagen a vuelo de pájaro es buena, pero no tiene sentido.
Un rey espera a sus emisarios en una colina, ¿y los tres llegan a la vez, de tres direcciones diferentes, en perfecta sincronía?
Pero la palma se la llevan las arengas. El rey o general de turno habla mirando a la cámara, que no pasa nada, pero detrás les ponen a sus soldados (supongo que porque un campo vacío quedaba soso). Vamos a ver, ¿quién, en su sano juicio, da un discurso motivacional de espaldas a aquellos a los que pretende inspirar? La mitad ni van a oírle.
Para ir cerrando, porque esta serie no se merece más, ved la versión del canal Hisotria, Vikings, que no será tan precisa históricamente, pero como medio de entretenimiento, es mil veces mejor. Ah, y lo siento por Fernando Cabrera, pero la voz de Sheldon Cooper será siempre la voz de Sheldon Cooper, y no puedo tomarme en serio a nadie con ese doblaje, mucho menos a un antagonista.
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