Aunque dista de ser la mejor obra de Abercrombie, y desde luego no está a la altura en alcance o ambición de La Primera Ley o La Era de la Locura , lo que no se puede negar es que Los Diablos es divertidísimo. Nos hayamos en una Europa medieval alternativa, en la que Troya ganó a Grecia, Cartago venció a Roma en las Guerras Púnicas, y que aún así ha llegado hasta el Cisma de la Iglesia de Oriente y Occidente. Todo ello con magia, monstruos, y cruzadas contra los elfos —haciendo aquí el papel de hunos, mongoles y sarracenos—, que invaden desde el este. En esta tesitura, el Papa, en aras de reunificar la Iglesia, decide instaurar en el trono del Este a una princesa de su conveniencia, la cual debe viajar en secreto desde el Vaticano hasta Troya. Y como el camino está lleno de peligros y el fuego se combate con fuego, encarga esta delicada misión a sus diablos, una descarriada banda de villanos al servicio de la Iglesia. La historia no tiene mucha más vueltas de hoja. No...