De las cuatro novelas independientes ambientadas en el mundo de La Primera Ley, esta era la que, a priori, menos me llamaba la atención. La sinopsis de la contraportada indicaba hacia lugares, acontecimientos y personajes nada relacionados con el resto de la saga, que no es precisamente lo que uno busca en una secuela.
Esa fue mi impresión, claro está, hasta que al final del primer capítulo, cierto norteño de nueve dedos comentó la importancia de ser realista... (y a quien quiera entender que entienda). Personalmente, creo que una pistita pequeña a este respecto tendría que haberse incluido en la sinopsis.
El libro tiene lugar en un escenario totalmente distinto, tanto al de la trilogía original, como al de las novelas independientes que lo anteceden, y la trama está bastante acotada, con mínima relación con los acontecimientos de otros libros. Se hace alguna referencia aquí y allá, pero no hay nada que uno tenga que saber o recordar de antemano, ni creo que lo que ocurre en este libro vaya a tener grandes ramificaciones en la segunda trilogía.
Además de nuestro querido norteño, cuyo nombre el libro nunca menciona y yo no escribiré aquí, otro que regresa es uno de mis personajes favoritos de la saga: el infame Nicomo Cosca. Y si habéis leído la trilogía original de la Primera Ley, puede que la presencia de esos dos personajes sea todo cuando necesitéis saber para interesaros por este libro.
A ellos (y a algún que otro viejo conocido en papeles secundarios) se les suman todo un elenco de caras nuevas, con dos nuevos personajes, Shy y Temple, como los verdaderos protagonistas. Protagonistas que, pese a ser nuevos en la serie, no quedan empequeñecidos a la sombra de los viejos conocidos, como ocurría con Monza en La Mejor Venganza.
Son dos personajes geniales, especialmente Temple: complejos, divertidos, carismáticos, con tantos o más defectos que virtudes, y esa figura de pobre diablo que hace que simpatices con ellos, aunque muchas veces les esté más que bien merecido lo que les pasa.
Personajes aparte, la mejor forma en que puedo describir la trama es un western medieval: la fiebre de lo oro, diligencias, vaqueros, indios que cortan cabelleras, asentamientos en mitad de la nada, duelos, tensas conversaciones de saloon, bandidos... un carromato de oro robado que cambia de manos al menos tres o cuatro veces... Lo cierto es que resulta una temática bastante refrescante para una ambientación de fantasía medieval.
Todo empieza con Shy persiguiendo a los hombres que han quemado su granja y secuestrado a sus hermanos, pero rápidamente la cosa se ve complicando, y aparece Cosca y su compañía de mercenarios, que están persiguiendo a una banda de forajidos, se unen a una diligencia para cruzar las tierras de los "indios", se ven implicados en la encarnizada disputa de un pueblo dividido en dos... y lo mejor es como todas esas líneas narrativas se van enlazando unas con otras, sin que nunca llegue a dar la impresión de que son tramas disjuntas o que la acción va saltando de una a otra.
El primer tercio del libro es sencillo, rápido y directo, con un único objetivo: Shy persiguiendo a los secuestradores. Luego la segunda parte puede hacerse algo más lenta, cuando están atravesando las estepas y parece que no pasa nada (aunque te están introduciendo a todos los miembros de la diligencia que serán más importantes al final). Y el último tercio es todo acción y golpes de efecto, enlazando la resolución de las distintas líneas argumentales, una tras otra, pero, de nuevo, todo muy bien hilado y sin que parezca apresurado, y con esa nota irónica y agridulce en el último capítulo, como es habitual en Abercrombie.
En suma, el libro me ha gustado mucho. La ambientación western es un soplo de aire fresco, vuelven viejos conocidos, que se integran a la perfección con dos nuevos protagonistas muy bien escritos, sin que unos desplacen o se vean desplazados por los otros. La trama está más acotada que en libros anteriores, con acontecimientos que afectan a un puñado de personas, y no a todo un reino, pero eso no es malo de por sí, y entrelaza muy bien múltiples conflictos y líneas narrativas, así como la resolución de las mismas.
Muy importante también decir que esta es posiblemente la más independiente de las cuatro novelas independientes. La Mejor Venganza y Los Héroes pueden leerse sin conocer la trilogía original, pero se disfrutan más sabiendo de todos los tejemanejes que el libro solo insinúa. Tierras Rojas no requiere conocimiento previo, ya que la historia descansa menos sobre los hombros de personajes conocidos o acontecimientos pasados, y más sobre Shy y Temple.
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