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Adiós Muñeca | Raymond Chandler

Esta es la típica historia de un detective privado, de despacho cutre, ginebra en el cajón y cigarrillo entre los dedos; de ese detective irreverente que tras semanas sin trabajo, de pronto le caen de la nada dos casos aparentemente inconexos. Bajos fondos, barrios pobres, garitos cochambrosos, polis corruptos y un poco de alta sociedad, que estamos en Hollywood, pero la cara más podrida de ella. 

Es la típica historia, pero es que es un clásico de este tipo de historias, coetáneo de El Halcón Maltés, o de personajes como Poirot y Miss Marple, cada uno en su estilo. Aún así, no deja de sorprenderme lo bien que ha envejecido la obra. Si no hubiera sabido de antemano que se publicó en 1940, no sé si me lo habría imaginado. 

En teoría es la segunda novela en la serie de Phillip Marlow, pero ya sabéis cómo son estas "sagas" policíacas, en las que la única constante y elemento común es el protagonista, y por tanto pueden leerse en el orden que a uno más le convenga. 

Adios Muñeca Raymond Chandler

Narrado en primera persona por un protagonista cáustico e irreverente, la novela tiene un ritmo dinámico, una nota de humor, y un tono sarcástico, dado a las metáforas y la hipérbole, que le otorgan mucha personalidad. "Su voz se arrastraba como un enfermo puede arrastrarse fuera de la cama", "tan demacrado como el gato de un contable", "avanzábamos menos que una lombriz en una caja de cebos" y frases así. 

Una de las cosas que más me ha gustado es cómo la trama, pese a su complejidad, no te lleva de la manita, sino que está cargada de insinuaciones, veladas amenazas, o confrontaciones en las que los personajes se cuidan mucho de elegir las palabras para dejar claro lo que saben sin acusar abiertamente a nadie. Todo ello con un tono sarcástico que, a priori, no debería funcionar bien en medio escrito, pero de algún modo funciona. 

Este no es un thriller de veranito en la piscina, de devorar las páginas con la certeza de que antes o después te lo van a explicar todo en una pormenorizada recapitulación de los hechos. No. Eres tú, como lector, quien tiene que ir atando cabos junto al protagonista, siguiendo sus insinuaciones y corazonadas, y quien tiene que saber discernir por el contexto, cuando dice que alguien es inocente, si dice que realmente es inocente, o está siendo sarcástico y diciendo en realidad que es más que culpable; o cuando dice que alguien mete la mano bajo la chaqueta para sacar un cigarrillo, si realmente se trata de un cigarrillo, o si está siendo sarcástico e insinuando que la otra persona ha ido en busca del arma de la sobaquera. 

A mí es una experiencia que me ha resultado muy gratificante, pero es cierto que, para bien o para mal, hay que leerlo con más atención que otros thrillers policíacos. 


La única pega que le pongo a la novela es que la traducción al castellano es más bien regulera, y he probado dos ediciones distintas, con dos traductores distintos, ambos igual de malos. Entiendo que con tanta expresión, coloquialismo, exageración y sarcasmo como usa el narrador, la traducción no es fácil, pero aun así... Fijaos si está mal traducido, que en la escena que da título a la obra, en lugar de llamar a la chica "muñeca", la llama "nena". Ni eso han podido hacer a derechas.  

Si leo más obras leo más de este autor, cosa que probablemente haga, tendrá que ser en versión original. Traducción aparte, muy recomendable.  

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