Thrawn | Timothy Zahn

El gran almirante Thrawn ha entrado en el radar de mucha gente gracias a The Mandalorian —"¿Dónde está tu jefe? ¿Dónde está el gran almirante Thrawn?"—, y posiblemente termine siendo el gran villano de esta nueva era post Retorno del Jedi que está cobrando forma en Disney+ (como ya lo fue en las no-canónicas leyendas).

Para mí, esto libro llevaba en la lista de pendientes mucho mucho tiempo (y en una galaxia muy muy lejana). En su día leí la trilogía original de Thrawn (ahora no canónica), ambientada 5 años tras el retorno del Jedi, que situaba al Almirante como la gran amenaza para la nueva república, pero también como el gran salvador frente a los Yuuzhan Vong.

Sin embargo, eliminarlo del canon, pese a su breve aparición en la serie Rebels, hizo que perdiera interés por esta nueva trilogía, sobre sus orígenes y ascenso al poder. Pero con la nueva tesitura que plantea The Mandalorian, que parece querer recuperar todas esas grandes historias, desterradas por Disney a las leyendas para hacer hueco a su trilogía de secuelas, me he decido a leerlo. 

Por desgracia, el problema con este libro es exactamente el que me temía, y es el mismo que acusan muchas precuelas o historias de orígenes: si ya conozco al personaje, sé de dónde viene, y sé a dónde tiene que llegar, mucho tiene que sorprenderme todo lo que pase entremedias para resultar interesante. 

¿Thrawn asciende rápidamente de rango? ¿Y al final le nombran Gran Almirante? Qué sorpresa. ¿Arihnda Pryce se convierte en gobernadora de Lothal? Totalmente imprevisible... quiero decir, aparece en el primer capítulo de Rebels, pero podría haber sido otra gobernadora Pryce de Lothal, de pelo negro y ojos azules. 

¿El imperio está destinando ingentes cantidades de recursos a un proyecto militar supersecreto? ¿Qué será será (whatever will be, will be, insertar cancioncilla aquí)? No es un satélite, es una estación espacial, como diría Obi Wan. Anda, ¿era la Estrella de la Muerte? Menuda revelación para el último capítulo, me quedo de piedra. Y así... 

Y es que, aparte de saber a dónde lleva todo, el cómo ocurre tampoco es tan interesante. La primera mitad del libro no son más que saltos en el tiempo, de escena clave en escena clave, en los que cambian el entorno y los personajes secundarios, solo para llevar a los protagonistas donde tienen que estar, y es un coñazo. 

Básicamente, el libro sigue la siguiente fórmula. Thrawn llega a un sitio. Salto de seis meses. Thrawn resuelve un problema de forma no convencional. Salto de otro par de meses. Thrawn sale airoso de un tribunal militar. Capítulo de Pryce. Salto de un año. Thrawn ha subido de rango y está asignado a una nueva nave. Salto de seis meses. Etc... 

Y a veces estas escenas clave que nos muestran son interesantes, pero otras hubiera sido más interesante ver lo que ocurre tras bambalinas. Por ejemplo, cuando Thrawn sale de la academia, capítulos por lo demás innecesarios ya que él ya era un Almirante en su planta natal, saltamos hacia adelante en el tiempo, hasta una misión en la que Thrawn y su oficial al mando tienen opiniones enfrentadas. En este tiempo, Thrawn ha pasado de ser discriminado por ser un alien a tener la absoluta fidelidad y lealtad de sus subordinados. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? Va a ser que no.

Entiendo que contar la historia de su ascenso requiere una narración que se extiende a lo largo de años, pero creo que tiene que existir una forma mejor y menos forzada de estructurarlo, la que emplea Marte Rojo me viene a la cabeza, por que tal y como está, parece uno de estos vídeos de Youtube que explican una saga en 10 minutos, y van saltando de hito en hito a toda velocidad. 

Admito, eso sí, que la segunda mitad está mucho mejor, cuando empiezas a ver la relación entre las distintas misiones que el libro te va mostrando, y el último par de batallas me tuvo enganchado al sofá. 

El otro aspecto que resta atractivo al cómo del ascenso de Thrawn, es la forma en la que el libro plasma su inteligencia y su brillantez táctica y estratégica. Hay ocasiones, las menos, en que, una vez explicado, puedes ver tú mismo el razonamiento lógico le ha llevado a deducir cierta respuesta por parte de un oponente, o anticipar un movimiento, o implementar cierta estrategia. Y te dices, "Joé, qué tío más listo". 

El resto de las veces, por desgracia, simplemente parece que ha tenido suerte o que ve el futuro, porque no hay forma lógica o racional de que pueda haber anticipado algo. Todo son patrones, o correlaciones con el arte, o sinsentidos parecidos. Que me parece guay la idea de anticipar a tus oponentes estudiando su cultura, pero dame una explicación que yo pueda entender y que se sustente en las bases de la lógica (como cuando distingue entre las dos corbetas en Botajef), porque si solo dices que el patrón indica esto, o el patrón pronosticaba lo otro, es como si Thrawn ya hubiera leído el libro y actuara en consecuencia. 

Por último hablemos de estilo. En cada capítulo desde el punto de vista de Thrawn las líneas de diálogo se intercalan con observaciones en cursiva, en las que Thrawn analiza el lenguaje corporal de sus interlocutores. Sinceramente, no entiendo porqué esta información no se podía poner en una forma más natural, pero lo acepto, forma parte de su punto de vista. El problema es cuando ese texto en cursiva empieza a incluir también descripciones de personas, o acciones, sustituyendo a la narración normal, porque a mí, al menos, me resulta muy confuso. 

Pero quizá lo que menos me ha gustado es cómo los personajes revelan a través de diálogos información que sus interlocutores no necesitan, solo en beneficio del lector. Casi al final hay un flagrante capítulo en el que Thrawn se ve cara a cara con su principal antagonista y, sin motivo aparente, y en un diálogo de villano de opereta, ambos revelan sus planes, sus secretos y tejemanejes. Genial. 

Qué forma más bien articulada de darnos las respuestas que has estado ocultando durante 400 páginas. Gracias por esta satisfactoria experiencia y revelación final: que no pienso leer los otros dos libros de la trilogía.