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Reseña | Seis de Cuervos | Leigh Bardugo

Seis de Cuervos ha sido de esos libros que no he dejado de ver por todas partes a lo largo del año, así que, al final, más por curiosidad que por otra cosa, lo he leído. Y me ha gustado más de lo que esperaba, está bien, pero chicos, tampoco es para tanto.

Seis Cuervos Bardugo Leigh

El libro no empieza precisamente bien; su premisa tiene un agujero del tamaño del de la capa de ozono. En pocas palabras, un científico ha desarrollado un compuesto que permite a los magos romper las limitaciones de sus poderes, lo cual pone el orden mundial patas arriba. Sin embargo, el científico no ha documentado su trabajo, todo está en su cabeza; así que unos mercaderes contratan a un grupo de ladrones para que saquen al tipo de una prisión antes de que lo ejecuten, para poder poner a buen recaudo sus secretos. Pero ellos no quieren usar el compuesto, solo quieren evitar que salga al mercado.
¿Puede alguien explicarme por qué entonces el objetivo no es asesinar al científico? ¿O simplemente dejar que le ejecuten y ya está? Varias veces en el libro tratan de justificarlo y no, lo siento, no tiene ningún sentido. Todo para un giro final que se ve venir desde el principio porque, de nuevo, los motivos del mercader no tienen sentido y no me explico cómo es que ninguno de estos inteligentísimos personajes se da cuenta.
Pero bueno, vale, necesitábamos un Macguffin para poner la acción en marcha, lo acepto. 

A partir de ahí la banda se reúne, empezamos a conocer a nuestros personajes y, entre escaramuzas y viajes, vamos descubriendo su pasado. Esta parte es la que más me ha gustado; me gusta que los personajes tengan rasgos y trasfondo más allá de “el experto en bombas” o “el experto en cerraduras”, que su interés en el trabajo no sea en todos los casos puramente monetario, y que la relación que existe entre ellos sea más complicada que la de ciega lealtad al líder de la banda y sus hermanos de armas. Hace que parezcan personas reales, reunidas por las circunstancias para este trabajo en concreto, pero cada una con sus lealtades, sus conflictos y sus intereses.
Lo que rompe el hechizo son sus edades y la cantidad de veces que se mencionan, como si el libro quisiera decir, “Ey, ey, no te olvides de que son unos críos”, en un intento, supongo, de resultar más atractivo para la audiencia juvenil.
Todos los personajes son menores de edad (excepto los villanos, que sí son adultos) y sin embargo son expertos ampliamente reconocidos en sus campos. Dos han ido a la universidad, otro ha servido en el ejército y pasado un tiempo en prisión, y la más joven es tan temible que la gente diseña sus defensas con ella en mente… Además, ninguno se comporta como si tuviera dieciséis o diecisiete años. Esta gente tiene tanto bagaje que habría que sumar, por lo menos, cinco o diez años a la edad que dice el libro que tienen.
Pero bueno, ignorando el tema de las edades, el elenco de personajes y la relación entre ellos me ha gustado mucho y el libro es entretenido de leer, porque cuando no estás en medio de la acción, estás en un momento de desarrollo para los personajes o en un flashback descubriendo sus secretos. Y como hay gente a la que le gusta preguntar estas cosas, mi preferida es Nina. 

Finalmente llegamos al gran golpe y pese a sus muchos giros y vueltas, creo que el hace demasiados sacrificios en aras de sorprender al lector. Estoy totalmente a favor de que me sorprendan con un revés final, pero creo que se oculta tanta información que se despoja de todo rastro de tensión a la trama. Y en un libro de ladrones, necesito esa tensión, ese sudor frío.
Si conozco el plan, o al menos parte de él, sé lo que hay en juego en cada momento, qué puede salir mal y qué tiene que salir bien, qué derrotas se pueden permitir y qué victorias son imperativas. En esencia, estoy en tensión, porque conozco conozco los riesgos y estoy tan implicado como ellos. Si algo sale mal, sé cómo de chungo lo tienen.
Sin saber nada, simplemente me dejo llevar y a ver qué pasa. No hay tensión. Si algo sale mal, asumo que era parte del plan y ya se solucionará, como efectivamente ocurre todo el rato. El último contratiempo que consiguió la más mínima reacción por mi parte fue lo del barco, antes siquiera de empezar el golpe.

Algo parecido ocurre con el final: únicamente persigue el crear suspense, sin molestarse en dar un cierre a la historia, tirando por tierra todo el desarrollo que se ha hecho en el libro para cada uno de los personajes. Parece... incompleto. La historia simplemente termina a medias y resulta muy anticlimático. Entiendo que no puedes dejar a los personajes ricos y satisfechos, porque no habría segunda parte, pero imagínate que no supiéramos que hay una segunda parte... Primero tienes que darme un cierre a la historia y luego, ya si quieres, en el epílogo, me dejas con las dudas; no puedes saltar directamente al "continuará" porque eso es trampa.

La sensación general es que el libro hace grandes esfuerzos por sorprender, pero sin que lleguen a funcionar del todo. La magia por ejemplo: hay libros anteriores en el mismo universo que no he leído, y algo de culpa tendré, pero es que, salvo Nina, todos los magos del libro usan el compuesto y por tanto pueden hacer cosas imposibles. El problema es que, como no he visto ningún mago normal de ese tipo, no sé qué es posible y qué no, así que el factor sorpresa es equivalente a cero.

Conclusión, una lectura entretenida con buenos personajes, pero nada espectacular. El final deja frío y se sacrifica demasiada tensión para mantener al lector en la sombra en un intento vano de sorprenderle. Seguramente lea la segunda parte en algún momento, por pura curiosidad, pero más que despertar el ansia por la segunda parte, el final me ha dejado a medias. Y no es una sensación agradable. 

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