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The Ace of Skulls | Chriss Wooding | Ketty Jay #4

The Ace of Skulls es el último libro en la saga de Tales of the Ketty Jay, y aunque voy a ser muy breve para minimizar cualquier tipo de aproximación a spoiler, no puedo morderme más la lengua: el final me ha encantado. 

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Sin embargo, también tengo que reconocer que hubo un momento en que el libro me tuvo preocupado. La saga me encanta y no ha ido sino a más libro tras libro, pero temía que este cuarto y último libro fuese un fiasco de final, porque las primeras 150 páginas son un absoluto aburrimiento: los personajes están lidiando con sus problemas de siempre, inmersos en un trabajo que nada tiene de especial, sin tensión, sin misterio, todo para llegar a otro trabajo rutinario... quiero decir, después de todo lo que han hecho hasta ahora los tripulantes de la Ketty Jay, verles robar un carguero desarmado o entrar en una cripta abandonada no es muy impresionante. 

Pero entonces llega el capítulo 18 y a partir de ahí el libro, sinceramente, parece otro. La acción no para, los acontecimientos se precipitan uno detrás de otro, todas las piezas y las tramas de los libros anteriores, que podían parecer independientes, encajan entre sí, los secretos salen a la luz, bombazo tras bombazo... si las primeras 150 páginas eran como tener pinchada una vía de morfina, las 350 restantes tu cuerpo no puede dejar de bombear adrenalina pura. 

No voy a entrar mucho en la trama, porque eso es lo de menos: guerra civil en Vardia con nuestros héroes atrapados en el medio; eso lo dice la contraportada y ya lo veíamos venir al final del libro anterior. Para más detalles, el libro. 
Lo que si tengo que decir es que es una pasada la forma en que se resuelven todos los arcos narrativos, no solo de la historia del mundo, con los Awakeners, los Sammies y demás, eso nunca ha sido el núcleo de estas novelas, sino el clímax que alcanza el arco narrativo de cada personaje. Hay auténticos momentos de morderse el labio y alzar el puño en vítores. 
La escena al principio del capítulo 38, con ese «somos muchos y somos uno, tus alas son mis alas, yo soy la armada de la coalición, la armada de la coalición soy yo» es brutal. Y el discurso de Silo sobre el As de Calaveras, cerrando el círculo con la partida de Rake en la primera novela... brillante. 
Pero lo que más me ha gustado, sin ninguna duda, es la resolución del arco narrativo de Darian Frey. Esa lucha final, ese conflicto, cada frase cargada de emoción; no puedo entrar en detalles sin estropeároslo, pero es absolutamente perfecto. 

Y luego el epílogo, la calma tras la tormenta, la cerveza en la taberna, el trago al aire por los caídos, el cabalgar hacia la puesta de sol, el «¿qué haréis ahora?». He terminado muchas sagas, y al final siempre acabo posponiendo la lectura del último libro, por miedo a que el final me deje insatisfecho, o con ganas de más, o con preguntas sin respuestas, o simplemente con una sensación de vacío... Este no ha sido el caso. 
El libro termina en la nota exacta para un final perfecto. La sonrisa de satisfacción no ha abandonado mis labios ni un momento de las últimas veinte o treinta páginas. El desenlace consigue un equilibrio perfecto entre divertido, esperanzador y solmene, y por un momento incluso parece que el autor te guiña un ojo y se ríe a tu costa. Y tu ríes con él, como harías con un buen amigo. 

Sé que si has llegado hasta aquí, te hayan gustado más o menos los tres anteriores, seguramente te vayas a leer el último de todos modos, y si no, espero que esta reseña te anime a hacerlo. Pero si por algún motivo estás leyendo estas líneas sin conocer a la tripulación de la Ketty Jay, de verdad, ignórame en lo que quieras pero hazme caso en esto, si te gusta la ciencia ficción, si te gustan las novelas de aventuras, de cowboys y piratas, de acción trepidante y personajes memorables, esta es una historia que no puedes perderte. 

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