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The Witness

Me gustaría compartir con vosotros un videojuego que he descubierto recientemente, y que me tiene alucinado. Y sí, ya se esta reseña llega 5 años tarde, pero es que estoy tan fascinado por este juego, que no podría callarme ni aunque quisiera. Sin más... The Witness. 


The Witness es un juego extraño, porque no trata de luchar, correr, saltar y matar cosas, como casi todos los juegos hoy en día. The Witness trata de pensar y explorar, y en cierto modo es como un enorme rompecabezas o un Escape Room digital.

El juego empieza con tu personaje en una extraña isla, sin ningún tipo de explicación sobre quién eres o que haces allí. Esta isla está llena de paneles con puzles para resolver, todos cortados por el mismo patrón: un laberinto en el que tienes que trazar un recorrido desde un punto A, hasta un punto B. 

Es fácil al principio, pero poco a poco se van incorporando más reglas y restricciones, y es increíble como el juego construye sobre este simple concepto, añadiendo constantemente nuevas formas de interpretar e interactuar con los paneles. 

No quiero decir más, porque creo que parte de lo que hace este juego especial es descubrir por ti mismo todo lo que se puede hacer con un concepto tan sencillo: trazar una línea de A hasta B. Lo que sí diré es que el juego ha conseguido sorprenderme en cada curva del camino. Cada vez que creía saber por donde iban los tiros, o haber visto todo lo que había que ver, el juego me sorprendía con una vuelta de tuerca más. Pero siempre, con su elegante de A hasta B. ¡Brillante!


Pero quizá lo más fascinante del juego es que no te da ningún tipo de explicación de como funciona todo esto de manera explícita: no hay un menú donde puedas leer los controles, o una pausa cuando se introduce una nueva regla, explicándote cómo funciona. 
Por el contrario, el juego te guía de una forma mucho más elegante, con puzles y acertijos de complejidad creciente, desde la elemental línea recta de A a B, hasta patrones complejos en la fase final. Todo ello, de forma que tengas que ser tu quién cree su interpretación de las reglas y restricciones, que luego otro puzle podrá corroborar o refutar. En cierto modo, es como un acertijo superpuesto a otro, primero tienes que entender cuales son las reglas, y luego resolver el siguiente panel en base a esas reglas. 
Es sencillamente brillante. No solo por la forma en que incentiva la exploración (prácticamente desde el principio tienes acceso a toda la isla, y lo único que te limita para avanzar hacia un lado u otro es tu capacidad para extraer reglas y resolver paneles), o por la forma en que te hace construir y reformar hipótesis a cada paso, hasta dar con la regla correcta, sino porque este diseño es perfectamente realista: si te despertases en una isla llena de rompecabezas, no habría un menú de pausa que te explicase como funciona cada cosa, tendrías que descubrirlo por ti mismo. 

Y además de todo eso, el juego es precioso. No son gráficos hiperrealistas de esos que aspiran a ser casi una película, pero, de nuevo, es sencillo a la par que elegante, con colores vibrantes y llamativos. Cada zona es perfectamente distintiva, ayudando a la navegación, y casi todas transmiten un aire de tranquilidad y belleza que te hace desear que existieran de verdad para poder pasear por ellas.
A esto se suma que tampoco hay música, solo el ruido de tus pisadas y el de tu entorno: ya sea el viento, las ramas de los árboles o las olas rompiendo en la orilla. De nuevo, contribuyendo a una inmersión más pausada.
Todo esto consigue situarte en la mentalidad adecuada para explorar con paciencia y pararte a pensar. Este es un juego que puedes jugar tranquilamente con varias personas en el sofá, todos compartiendo ideas, o tú solo. Realmente no importa quién tenga el mando. 

En cuanto a dificultad, el juego no es sencillo, pero tampoco es irrazonablemente complejo. Habrá momentos en que tengas que parar, porque se presente una nueva forma de resolver un panel, pero cuando des con la tecla, podrás resolver los diez siguientes en rápida sucesión. Hasta que el juego vuelva a ponerte contra las cuerdas con un nuevo giro. 
Yo lo he jugado con mi novia (cuatro ojos ven más que dos y dos mentes piensan más que una) y lo hemos resuelto sin grandes problemas. Nos hemos atascado aquí y allá, y recuerdo un puzle particularmente frustrante, pero siempre hemos podido resolverlo todo dando un paso atrás y reevaluando lo que sabíamos y lo que creíamos saber. Y al final, un panel que parecía imposible, se vuelve fácil visto desde otro ángulo. 

El juego está ahora mismo gratis en la store de la PS4 y si os gustan los puzles y los rompecabezas, si queréis disfrutar de unas tardes tranquilas en casa, con unos snacks y quizá algo de compañía, resolviendo paneles y explorando esta fantástica isla, os lo recomiendo encarecidamente.

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