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Avatar: La Leyenda de Korra

Hace años ya que vi Avatar: la Leyenda de Aang, y me encantó, pero nunca llegué a ver su secuela, quizá simplemente porque no tenía una forma cómoda de hacerlo. Desde luego no fue porque no me quedaran ganas de más. El caso es que, desde que Netflix estrenó La Leyenda de Korra, la he estado viendo a cachitos hasta terminarla anoche; y sí, lo admito, no es nada en comparación con el original, y puede que en parte hable la nostalgia. pero tiene cosas muy chulas, así que aquí va mi super tardía reseña. 


Lo que más me ha impresionado de esta segunda temporada es la ambientación: ya no estamos en un mundo medieval donde todo gira en torno al poder de los benders. La tecnología ha avanzado hasta unos niveles cercanos a la revolución industrial, con coches, dirigibles, radio... y la diferencia entre aquellos con acceso a la magia y aquellos sin ella no es tan acusada. La gente ya no está tan interesada en los espíritus, ni guarda ciega reverencia al avatar, que tiene que lidiar con cosas como la prensa o la opinión pública. Estos cambios en el mundo y sus habitantes presentan un reto muy interesante para una figura cuyos poderes, habilidades y objetivos no han cambiado en absoluto en más de cien años. 

Del mismo modo, la trama adopta un tono más maduro, y los conflictos que plantea ya no son una simple lucha del bien contra el mal, con bandos perfectamente definidos, sino todo un espectro de grises. A mí, personalmente, esto es algo que me encanta, que una historia consiga, aunque sea por un momento, que me plantee si no es el villano quién tiene razón.

Respecto a los personajes, su edad va perfectamente en consonancia con el tono más adulto y moralmente ambiguo de los conflictos a los que se enfrentan, y se equilibra muy bien el peso que tienen las nuevas caras con los descendientes de la vieja guardia. 

Korra es prácticamente el opuesto de Aang, y el contraste funciona muy bien: al principio de la serie ya domina el agua, la tierra y el fuego, y a lo largo de la primera temporada completa su entrenamiento y alcanza el estado avatar. Sin embargo, los problemas a los que se enfrenta son más complejos que los de Aang, y el ser súper poderosa no siempre es suficiente. Sin embargo, en lo que Korra flojea es precisamente donde Aang destacaba: en su conexión con los espíritus y vidas pasadas. Estas diferencias hacen que, personajes con, sobre el papel, las mismas habilidades, parezcan completamente distintos. 

Además, mientras que Aang era amable hasta rozar la inocencia, Korra es de mecha corta, y se enfrenta a los problemas lanzándose de cabeza a ellos, y me ha gustado mucho como consiguen que lo que para un personaje se mostraba como un defecto (cuando Aang era impulsivo y se dejaba llevar por la rabia las cosas salían mal), para otro sea un aspecto positivo de su personalidad (Korra no tiene miedo a nada, no se esconde y asume riesgos de forma desinteresada). 

Sobre el resto de personajes no tengo una opinión muy fuerte. Me encanta Asami, precisamente por los mismos motivos que me gustaba Sokka, porque es el miembro del grupo sin poderes, y aún así es capaz de mantenerse a su altura y jugar un papel importante en el desenlace de los acontecimientos. Me gustaría que la hubieran dado más peso en la historia, pero que le vamos a hacer... Y no soporto a Bolin: es un payaso totalmente discordante con el tono maduro que quiere tomar la narrativa, y que no me resulta gracioso. 

Mi principal problema con la serie es que en las dos primeras temporadas, después de plantear conflictos tan interesantes y complejos, con muchos matices, la forma de resolverlos consiste en que Korra desbloqueé una nueva habilidad, sin otro motivo que el hecho de que sea el último capítulo de la temporada, derrote al malo a golpes, y el epílogo revierta todas las pérdidas y sacrificios, de forma que estas no vuelvan a tener ningún relevancia en el futuro. 

A quién le guste que los buenos siempre ganen, y que la confrontación final sea todo acción, rocas y bolas de fuego, esto le va a encantar. Para mí... yo esperaba otro tipo de soluciones más alineadas con el tono de la narrativa. Por suerte, la tercera y cuarta temporada escapan de esta fórmula, y nos dan un Avatar que no resuelve todo a golpes, y que tiene que lidiar con la derrota y las consecuencias de sus actos y decisiones, y eso me ha gustado mucho. 


Muy bien, y hasta aquí mi no tan corto resumen general. Ahora voy a entrar en territorio spoilers y comentar cada temporada por separado, así que si no queréis que lo destripe todo, parad de leer. 

En serio, os he avisado.

Spoilers. Spoilers. Spoilers.

Y... no me hago responsable de aquí hacia abajo. 


Libro 1: Aire

La serie empieza fuerte, con el mejor villano y el mejor conflicto: Amon lidera una revuelta popular que pretende destruir las diferencias sociales entre gente con poderes y gente sin poderes. Se nos presenta como un monstruo, pero no puedes evitar pensar que a veces sus ideas tienen mucho sentido. Además, Amon es capaz de arrebatar a la gente sus poderes de forma permanente, lo cual crea tensión en cualquier enfrentamiento, pues nuestros héroes podrían sobrevivir, pero perder sus poderes. E imagínate lo que supondría que un avatar perdiera sus poderes...

Esta temporada sirve para mostrar como la sociedad ha cambiado, y como la tecnología permite a alguien sin poderes derrotar a cualquier bender, poniendo patas arriba el statu quo. Hay nuevos metales, que ni Toft podría doblegar. Hay armas para contrarrestar los poderes de cualquier elemento. La medicina ya no depende de los sanadores de la tribu del agua. 

Y mientras todo esto está ocurriendo en la ciudad, ¿Qué hace Korra? ¿Se enfrenta a él? ¿Completa su entrenamiento dominando el último elemento que le falta? Nope. Se apunta a un torneo de peleas para benders por equipos... y tenemos que ver a su equipo ganar y perder partidos, y preocuparse por el campeonato... relleno que no aporta a la trama. Parece que se han olvidado de Amon hasta que llega y vuela el estadio por los aires. Solo entonces se ponen las pilas y el equipo avatar sale a dar caña. ¿Y puedo decir que Asami es la hostia? La escena en que salen los cuatro con el batmovil la primera vez es una pasada. 

Pero mi queja no está en el nudo, sino en el desenlace. Al final, Korra se enfrenta a Amon, que la derrota y le arrebata sus poderes. Ohhhh. Drama. Pero no pasa nada, porque ya habían establecido que el objetivo no era ganarle en combate, que eso era imposible, sino demostrar a la gente que Amon era un bender (y por tanto un hipócrita), poniendo fin a su apoyo popular y su revolución, así que Korra no necesita poderes para vencerlo, solo ser inteligente. Pero no. En ese momento aprende a controlar el aire, sin ningún motivo aparente más allá de que van a matar a Mako, y derrota a Amon. Bieeeen... 

Esto no tiene ningún sentido. Si hubiera sido el fuego el que hubiera desbloqueado en ese momento de rabia e ira final, lo entendería. ¿Pero el aire? ¿Y porqué ahí y no en todas las otras veces que han estado a punto de palmarla? No. Mal. Y quizá pienses que de esto va a salir una trama interesante, un avatar sin control sobre los elementos, ¿Qué hará a continuación? No. Tampoco. Los recupera en el epílogo. Y desbloquea la habilidad de devolver a la gente sus poderes perdidos. Villano derrotado, reinicien la narración. 

Al menos el final de Amon a manos de Tarrlok, no de Korra, cuando ya iba a escapar es más que poético. 


Y hablemos del gran misterio de la temporada, ¿Cómo puede Amon quitar su poder a la gente? ¿Qué clase de habilidad es esa? ¿Cuál es el truco? 

¿De verdad era un misterio? Igual es porqué no puedo evitar analizar los sistemas de magia cuando los veo, y pensar en como unas habilidades interactúan con otras, pero en el tercer capítulo, cuando aparecen por primera vez los bloqueadores de chí y de un par de puñetazos dejan a Korra y Mako sin poderes, lo primero que pensé, tras recuperarme de la impresión y ver que era solo temporal, fue: "anda, pues si se puede hacer eso con un puñetazo en el sitio correcto, también se podría hacer con control de sangre, ¿no? Y de forma mucho más efectiva. A distancia. A varios a la vez... y si el control de sangre deja secuelas permanentes, ¿podría quitar los poderes de forma permanente?". Cero unidades de sorpresa cuando al final del capítulo Amon quita sus poderes a la gente, y cero unidades de sorpresa cuando descubrimos que, efectivamente, está usando control de sangre. 



Libro 2: Espíritus

Esta es posiblemente la temporada más floja. Empieza con los grises que tanto me gustan: una guerra civil entre las tribus del agua, un conflicto religioso, el debate de si abrir o no los portales al mundo de los espíritus, Korra intentando ganar apoyos para su gente en la capital y topándose de bruces con los muros de la política... Todo para que luego resulte que Unalaq está pirado y quiere fusionarse con el espíritu del mal y ser el avatar oscuro. ¿Por qué? ¿Para qué? Porque sí. Genial, el bien contra el mal, luz contra oscuridad, que interesante...

Pero no queda ahí la cosa, no. No solo el conflicto es el menos interesante, sino que, pese a ser la temporada más larga, con catorce capítulos, es la que más relleno tiene. Toda la investigación de Mako y Asami relativa a las explosiones, y la conspiración de Varrick para hacerse con el control de la empresa de Asami está bien, pero luego resulta que tiene cero relevancia. Ni influye en el enfrentamiento final de la temporada, ni tiene consecuencias a largo plazo: la compra se revierte y Varrick escapa de la cárcel. Genial. ¿Qué más? ¿De verdad hacían falta dos capítulos enteros para contar la historia del primer avatar? ¿De verdad? 

Y no me hagáis hablar de la trama de Bolin como estrella de cine: irrelevante, aburrida y nada graciosa. O de la historia de amor entre Bolin y Eska. ¿Qué propósito sirve? Solo para dar un motivo a Eska para cambiar de bando al final. ¿No hubiera sido mejor que, en lugar de dejarse manipular emocionalmente, viera los verdaderos propósitos de su padre, recordara como este quería dejar morir a Desna, y decidiera cambiar de bando?

Also, also... esta temporada hace un feo al personaje de Asami, que no tienen nada que hacer en la historia y simplemente es relegada a conductora, y ha llevar a quién sea que está herido, o inconsciente, o sumido en el mundo de los espíritus de un lugar a otro. 

Todo esto para llevarnos a una lucha final en el mundo de los espíritus que sí, es muy épica, con unos conteniendo al enemigo mientras otros tratan de cerrar los portales, cambios de bando, sacrificios... pero se ha establecido que enfrentarse al espíritu Vaatu lo hace más fuerte, luchando solo contribuyen a su derrota, algo distinto tendrán que hacer... tal vez Jinora, que ha demostrado tener inesperadas habilidades de proyección astral y conexión con los espíritus pueda hacer algo... tal vez Korra solo tenga que sentarse delante de él y decirle que no tiene miedo, como ha hecho antes con otros espíritus oscuros... tal vez haya alguna solución que no sea pegar puñetazos en la cara a los malos. 

Ah, no. Korra entra en el árbol de la memoria, desbloquea una nueva habilidad, invoca una Korra espiritual gigante y azul, estilo Profesor Manhattan, y muele a puñetazos a Unalaq-Vaatu. Genial. ¿Al menos habrá consecuencias al hecho de que haya perdido la conexión con los avatares pasados? Ah, no, calla, que no estaba usando esa habilidad para nada. Luego en la tercera temporada lamentará no poder hablar con Aang durante una milésima de segundo, pregunta a Zuko, que convenientemente estaba por allí, y problema resuelto. 



Libro 3: Cambio

Y de este lodazal, llegamos a una temporada con una historia como dios manda: todos los arcos narrativos son interesantes y complejos, sin relleno. Al final vencen, no porque Korra desbloquee una nueva habilidad así porque sí, ni siquiera vencen a golpes, sino gracias al desarrollo que los personajes han ido experimentando. Y lo que ocurre tiene consecuencias y no es borrado en el epílogo; Korra acaba la temporada hundida y en silla de ruedas. ¿Porqué no han podido ser las dos primeras temporadas así?

El conflicto de esta temporada es que un grupo de terroristas poderosísimos ha escapado de prisión y quieren secuestrar a Korra, pero resulta que no son malos así porque sí, sino miembros del Loto Rojo, una sociedad secreta que persigue la libertad individual y pretende acabar con la tiranía de los gobiernos y la división de las fronteras. Básicamente anarquistas, que puedes estar más o menos de acuerdo con ellos, pero al menos tienen un motivo para lo que hacen. Además, el concepto de sociedad secreta genera una tensión de película de espías, pues cualquiera podría ser miembro del loto. 

Y en paralelo tenemos el resurgir de los Nómadas del Aire. Al abrir los portales al mundo de los espíritus, por todas partes está apareciendo gente con poder para controlar el aire, y esto plantea un montón de preguntas interesantes: ¿Qué pasa con los que ahora tienen poderes, pero no quieren adoptar la vida y cultura de los monjes nómadas? Cuando la gente que controlaba un elemento solo nacía en la nación asociada a ese elemento no había problemas, ¿pero que pasa si un ciudadano del reino de la tierra de repente tiene control sobre el viento? ¿deja de ser ciudadano del reino de la tierra para ser nómada del aire? ¿sigue siendo súbdito de la reina de la tierra? Son preguntas para las que no hay respuesta, porque nunca ha pasado antes, y aunque la serie al principio lo plantee un poco en broma, burlándose de que nadie haga caso a Tenzin, creo que es muy interesante. 

Pero lo mejor es como esta trama secundaria enlaza con la principal. No es Korra quién derrota a los anarquistas, sino el esfuerzo colectivo de todos los nuevos maestros del aire, liderados por Jinora, que tras el feo que le hizo la segunda temporada, salva el día en esta tercera. 

Luego hay otras tramas terciarias, como Korra lidiando con la prensa, aprendiendo que el equilibro significa que siempre habrá alguien descontento con lo que haga; o la del clan del metal y las hijas de Toft, que está muy bien, y de nuevo, participa en el enfrentamiento final, con las hermanas cooperando para derrotar a P'Li; y otras más recicladas, como la corrupción de Ba Sing Se y el Dai Li, o el arco narrativo de los personajes separados, con unos perdidos en el desierto y los otros en la ciudad, que se cruzan y se descruzan y se vuelven a cruzar sin encontrarse... pero se le perdona porque todo contribuye al conflicto principal, en lugar de estar ahí por estar. 

Ah, y hablando del conflicto final... por fin, por fin, un maestro del fuego derrota a un maestro del agua usando el ataque eléctrico en lugar de bombardearlo a bolas de fuego. Igual es que yo estoy loco, pero creo que sería lo primero que intentaría de estar en su pellejo. Con fuego no le vas a hacer nada, porque lo para con su agua, pero si le lanzas un rayo, solo puede esquivar. Si usa agua para detenerlo se electrocuta. Y si hace la jugada habitual de los maestros de agua, de luchar metido hasta las rodillas en un charco, río o remolino... victoria segura, no puedes fallar. De nuevo, igual es que analizo demasiado los sistemas de magia. 

Así que hablemos de las nuevas habilidades de Zaheer. La de levitar no es tan impresionante, los maestros del fuego vuelan como cohetes de reacción, los de aire casi vuelan con sus planeadores, y el avatar literalmente vuela en estado avatar. Hablemos del ataque que le permite asfixiar a la gente sacándoles el aire de los pulmones. Hasta ahora no lo hemos visto porque no había ningún maestro del aire malvado (prácticamente no había maestros del aire), pero parece una posibilidad aterradora. Cuando Zaheer lo usa, es siempre en gente ya derrotada y que no puede resistirse, y en ese punto solo parece una ineficiente forma de matar, cuando podrías usar un cuchillo, ¿pero y si pudiera hacerse a gran escala? Yo creo que así fue como Gyatso derrotó a los que intentaron matarle. 



Libro 4: Equilibrio

Esta temporada me ha gustado mucho, precisamente porque lidia con las consecuencias de lo que ha ocurrido antes. Han pasado tres años desde la derrota de Zaheer y los anarquistas, y aún vemos a Korra paralítica, luchando por recuperar la movilidad de sus piernas, deprimida y traumatizada, atenazada por el miedo, y esto no es algo que se resuelva de golpe, como en temporadas anteriores, sino que hay capítulos enteros dedicados a verla crecer y evolucionar. 

Hay varias escenas en todo este proceso que me han gustado mucho, en las que hablan de como Korra ha tratado de reestablecer el equilibrio, solo para conducir al mundo a un conflicto aún mayor, o como los villanos anteriores partieron de buenas intenciones para convertirse en monstruos, y plantea reflexiones muy interesantes sobre la culpa, la responsabilidad, la intencionalidad... me ha gustado mucho. Y es algo que se extiende también a los personajes secundarios: Asami consiguiendo perdonar a su padre, Opal aceptando los errores de Bolin... 


Por su puesto, mientras Korra está recuperándose, el mundo no se detiene, y de nuevo nos topamos con un villano que empieza intentando hacer algo bueno, en este caso unificar el reino de la tierra, sumido en el caos después de que Zaheer matara a la reina, para convertirse en una terrible dictadora militar. E incluso antes de que descubramos el monstruo en el que se ha convertido, la figura de Kuvira ya nos plantea preguntas difíciles: ¿es legítimo imponer tu autoridad e ideas a alguien que no las quiere, aunque sepas que son buenas para ellos? ¿está justificado salvar a aquellos que no quieren ser salvados?

Y Kuvira no es el único personaje nuevo; la serie también introduce a su opuesto. Cuando le conocemos, el príncipe Wu parece un idiota consentido, interesado únicamente en el lujo y las banalidades, pero cuando sus súbditos se ven amenazados, resulta ser un buen líder, que se preocupa por ellos y hace cuanto está en su mano por asegurarse de que puedan escapar a un lugar seguro. ¿Y que líder es mejor, un necio de buen corazón como Wu, o una eficiente e inteligente tirana como Kuvira, que en tres años ha reconstruido un país y revolucionado su industria?


Sin embargo, quizá lo que más me ha gustado de la temporada son los cambios en Korra. Ya no es la luchadora imparable que era, pero sí una mujer más sabia y sensata. Ya no trata de solucionar todos los problemas por la fuerza, y en su proceso de curación ha ganado nuevas habilidades espirituales. Se enfrenta a sus miedos, al hecho de que la gente haya perdido la confianza en ella, a la derrota... 

La primera vez que se enfrenta a Kuvira y pierde, es descorazonador. Por primera vez, vemos las consecuencias de acontecimientos y decisiones anteriores: si Zaheer no la hubiera envenenado, Korra hubiera tenido la fuerza necesaria para detener a Kuvira antes de que completara su conquista. Y sin embargo es Zaheer quién le ayuda a recuperar su paz interior y vencer sus miedos, de nuevo tocando esa tecla de que los malos anteriores, no eran pura maldad, sino que tenían buenos motivos para hacer lo que hacían. 

Así llegamos al enfrentamiento final y, seamos sinceros, el concepto de un robot gigante equipado con una superarma, atravesando una ciudad y destruyendo todo a su paso parece un poco fuera de lugar en este universo y esta historia, pero me ha gustado mucho como todos cooperan y usan sus habilidades de forma creativa para intentar derrotarlo. 

Por supuesto, esto solo conduce a un nuevo cara a cara entre Korra y Kuvira que me ha encantado, porque Korra no gana derrotando a Kuvira en combate sino salvándola de si misma, haciéndola ver la destrucción a la que la han llevado sus buenas intenciones. Luego incluso hay una escena que nos demuestra que esta era la única forma de ganar. Incluso con la superarma destruida, si Korra hubiera matado a Kuvira, el ejército de esta hubiera tomado al ciudad. Es solo al salvar a Kuvira, que esta puede decir a sus soldados que se detengan. Esta es la clase de finales que echaba en falta en las dos primeras temporadas. 


Y ya por ir terminando, hablemos del epilogo. Me ha gustado la forma en que el triángulo amoroso queda sin resolver, y el hecho de que sea con Asami con quién Korra se aleja cabalgando hacia el horizonte. Me ha gustado mucho esa idea de que Bolin y Mako fueran quienes la seguían en combate, pero que realmente fuera Asami el pilar en el que Korra podía apoyarse emocionalmente, y me gustaría que esta idea se hubiera visto a lo largo de toda la serie, no solo en esta quinta temporada. 

Lo que no me ha gustado es que el Verrik y Zhu Li robaran el momento emotivo con su boda, en lugar de dejar espacio para personajes más centrales. Jinora y Kai no aparecen en el epílogo. Opal y Bolin no aparecen en el epílogo. Las hermanas Beifong no aparecen en el epílogo. ¿Pero Verrik y Zhu Li sí? Meh... De hecho, me hubiera gustado que el papel que desempeña Verrik a lo largo de la tercera y cuarta temporada, lo hubiera ocupado Asami.



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