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Reseña | La Tripulación

Tenía pensado escribir esta reseña a renglón seguido de la de Ensalada de Puntos, pero al final se me acabó complicando, y uno de los motivos por los que se me ha complicado ha sido el tremendo vicio que nos hemos pegado a este juego. Con todos ustedes: La Tripulación. 


Fácilmente puedes enseñar a jugar a La Tripulación en menos de dos minutos y luego jugar y jugar durante días, sin llegar a cansarte.
El juego se compone de un mazo de cartas en cuatro colores, numeradas del uno al nueve, más cuatro cohetes numerados del 1 al 4. Se reparten todas las cartas entre los jugadores, y se va jugando por bazas en un estilo muy similar al Tute o la Pocha. Un jugador sale por la carta que le dé la gana y todos tienen que seguirle con una carta del mismo color (no estás obligado a superar) y si no tienes de ese color, puedes tirar cualquier cualquier otra carta. 
Cuando todos han tirado su carta, el que haya jugado el número más alto del color con el que se empezó la baza, gana la baza. Salvo que alguien haya jugado un cohete, porque los cohetes ganan a todo. 


Pff, pues no parece como para ganar el Kennerspiel des Jahres (premio al mejor juego de estrategia del año), ¿verdad? Claro, porque aún no he explicado la gracia del juego. La gracia está en que no estás jugando para hacerte la mayor cantidad de bazas, sino para llevarte las adecuadas y en el momento adecuado. La Tripulación es un juego cooperativo y al principio de cada partida se reparten tareas a cada jugador. Las primeras son relativamente sencillas, pero a medida que avanzas por los 50 niveles del juego, la cosa se va complicando y, lógicamente, no puedes hablar sobre tus cartas más allá de usando tu ficha de comunicación, una vez por partida, para revelar una carta de tu mano y decir si es la más alta, la única o la más baja que tienes de ese color. 

El juego trata de vestirlo todo con una temática de astronautas (sois la tripulación de una nave y tenéis que ir resolviendo problemas en vuestro viaje), e incluso proporciona elementos narrativos al principio de cada una de las misiones, pero vamos, que no aporta nada. Está ahí, para quién quiera leerlo, pero lo cierto es que el libreto podía haber tenido la mitad de páginas y habérselo ahorrado, porque lo más normal es que lo leas las dos primeras veces, y luego lo ignores y te de dediques a jugar.  
Normalmente criticaría a un juego por esto, pero en este caso me da igual. ¿La temática no aporta nada? Pues vale, tampoco le hace falta. Está ahí porque algo tenían que poner en las cartas además de números, y eligieron dibujos de astronautas, pero el juego es tan bueno, que no me importa. 

Las partidas duran minutos, pero no vas a poder echar solo una, porque el juego engancha. Unas veces estás ahí callado, mientras los demás tratan de discutir cómo pueden hacer que, en tres bazas que queden, te lleves el seis rosa, sabiendo que tu rosa más alta es un tres. Y tú no puedes decir nada. En otra estas buscando la forma de no llevarte nada con una mano llena de nueves y cohetes, porque los demás aún no han completado sus tareas. 
Y como decía, la cosa se va complicando. Al principio hay un par de jugadores que tienen que llevarse bazas que contengan cartas específias, pero luego se van añadiendo más y más tareas, hasta que hay más tareas que bazas, y tenéis que encontrar la forma de que el jugador adecuado se haga, en la misma baza, con el 7 verde y el 4 azul. O se añaden reglas de orden entre las bazas, de forma que estás obligado a hacer unas antes que otras. O se establece que los 9 no pueden ganar ninguna baza. O que tienes que ganarlas con el 1. No que el 1 esté en la baza, sino que sea la carta que lo gane; es decir, que salgas con el uno de un color y nadie tenga nada de ese color, por lo que te la termines llevando. 
Y así... una semana en la playa, una semana jugando como posesos. Y vamos solo por la misión 30 de 50, pero es que el juego te pica, porque te quedas tan cerca, ¿que como no vas a intentarlo otra vez? Y es tan satisfactorio sacar la combinación adecuada de bazas para ganar la partida en la última mano...

En fin, que es buenísimo y para alguien que solía pasarse los veranos jugando a la pocha y contando cartas, pintes y bazas, este juego es un autentico vicio. Muy, muy recomendable. 

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