A cuadros me ha dejado, a cuadros... Sombras de Identidad fue un poco decepcionante, pero Brazales de Duelo ha sido una pasada. Me lo he leído en menos de una semana, y algo habrá tenido que ver la cuarentena, pero es que en cuanto el tren se pone en marcha (literalmente), la acción no para. No hay ni un momento de respiro y la cosa no hace sino ir a más, a medida que se va descubriendo secreto tras secreto. Este libro es todo lo que no fue Sombras de Identidad : nuevos metales, hemalurgia, tecnología basada en la feruquimia, reliquias del mundo antiguo, dispositivos que cambian la forma en que se usa la alomancia… Las explicaciones se empiezan a volver complicadas, a medida que las artes metálicas se mezclan entre sí y con la tecnología, pero si esto es lo que obtengo a cambio, no me importa pararme de vez en cuando a procesar las nuevas reglas de la “magia”. Y eso no es ni la mitad de lo que esconde este libro, son solo los medios materiales. En este libro vemos por prim...