¿Por dónde empiezo yo a contaros lo que han supuesto estas 1300 páginas? Después del sabor agridulce que me dejaron algunos de sus proyectos secretos y del chasco de El Metal Perdido , empezaba a temer que Sanderson hubiera perdido la magia. Demasiados libros al año, pensaba. Antes o después se le tenía que acabar la mecha, me decía. ¡Error! Este libro es una pasada. De la trama voy a intentar contar lo menos posible, porque las sorpresas y revelaciones de este libro merecen ser preservadas, y porque si entro al barro esta reseña podría extenderse hasta límites insospechados. De todos modos, si habéis llegado hasta aquí, y habéis leído los cuatro libros anteriores, que bien sumarán sus 4000 paginas, no creo que haga falta que os recuerde quién es Kaladin o el batiburrillo de personalidades que se cuece en la cabeza de Shallan . Lo primero, lo evidente: la novela es larga. Muy larga. ¿Demasiado larga? Yo creo que no, pero roza el límite. Se estructura en diez partes, una...