Narrada en primera persona por un detective de dudosa reputación, con el sarcasmo, la autocrítica y el humor ácido que caracteriza al género, Sweet Silver Blues (1987) es una curiosa mezcla entre detective noir y fantasía.
Casi parecen un precursor de Dresden Files (2000). El mismo formato episódico, el mismo estilo, el mismo humor, el mismo tipo de historias... Dresden Files se ambienta en un mundo contemporáneo con elementos de magia y fantasía, mientras que los libros de Garrett PI se desarrollan en un mundo puramente fantástico, con sus elfos, centauros, gnomos y demás. Pero hasta ahí llegan las diferencias.
Esto no lo digo como una crítica a una u otra saga, sino que trazo las similitudes a título informativo. Si os gusta una de ellas, es muy probable que os guste la otra. Y viceversa.
La trama de Sweet Silver Blues gira en torno a la búsqueda de una heredera desaparecida, novieta del muerto, y todos los familiares no-herederos cuyo interés reside en que la misteriosa beneficiaria no salga a la luz. Por supuesto, la cosa se complica, y allí donde hay mucho dinero, no tardan en aparecer los buitres.
Partiendo de esa premisa, la historia que sigue es una historia de detectives: Garrett va tirando del hilo, hablando con unos y otros sin sacar mucha información, de vez en cuando le dan una paliza disuasoria, él va atando cabos... lo típico. La gracia es que todo esto está narrado en un estilo genuinamente divertido. Y no de arrancarte una sonrisita. De reírte. Casi parece comedia en algunas partes. Tiene hasta chistes recurrentes, como las sitcoms.
La acción y el mazmorreo del último acto debo decir que me ha sobrado un poco. Este tipo de protagonistas me gustan más cuando resuelven las situaciones con ingenio y carisma que cuando lo hacen a golpe de espada y conjuro. Y a pesar de un par de giros bastante ocurrentes, tampoco me ha parecido que el final dejara todos los hilos atados de forma redonda, en un solo golpe de muñeca. Simplemente se van resolviendo uno tras otro hasta que ya no quedan más en la lista.
En suma, es un libro entretenido, divertido, sin mayores pretensiones. Esperaba un poco más del final, pero me ha hecho reír durante el recorrido, así que se compensa.
No va a ser de los libros que marquen un giro en tu vida, ni te va a dejar con la necesidad de leer la segunda parte —así es como son las sagas episódicas, con capítulos casi independientes—, pero sí son doscientas páginas que, si te gusta la novela policíaca y la fantasía, te van a hacer pasar un buen rato.
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