Acabo de empezar con los preparativos para Nanowrimo (National Novel Writing Month). Para quién no la conozca, se trata de una iniciativa que consiste en escribir una novela, o el primer borrador de una novela, 50.000 palabras, a lo largo del mes de noviembre. Es todo un reto, algo que nunca he hecho antes con éxito, así que os agradezco de antemano cualquier muestra de ánimo o apoyo. Iré compartiendo los progresos por aquí, en mi perfil de la web de anowrimo , y en redes sociales, siempre en la medida de lo posible, que hay que llegar a esas 1667 palabras diarias. Y si queréis animaros, y compartir este reto conmigo y toda la comunidad, os invito a hacerlo. Podemos ser buddies y seguir los progresos mutuos, compartir penas, mandarnos medallitas y todo eso. Y si veis que en noviembre contesto menos a los comentarios, o hay poco movimiento de publicaciones, bueno, pues ya sabéis a que se debe.
Esta es la típica historia de un detective privado, de despacho cutre, ginebra en el cajón y cigarrillo entre los dedos; de ese detective irreverente que tras semanas sin trabajo, de pronto le caen de la nada dos casos aparentemente inconexos. Bajos fondos, barrios pobres, garitos cochambrosos, polis corruptos y un poco de alta sociedad, que estamos en Hollywood, pero la cara más podrida de ella. Es la típica historia, pero es que es un clásico de este tipo de historias, coetáneo de El Halcón Maltés , o de personajes como Poirot y Miss Marple , cada uno en su estilo. Aún así, no deja de sorprenderme lo bien que ha envejecido la obra. Si no hubiera sabido de antemano que se publicó en 1940, no sé si me lo habría imaginado. En teoría es la segunda novela en la serie de Phillip Marlow , pero ya sabéis cómo son estas "sagas" policíacas, en las que la única constante y elemento común es el protagonista, y por tanto pueden leerse en el orden que a uno más le convenga. Narra...