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Neverwhere | Neil Gaiman

De los cuatro libros de Neil Gaiman que he leído, Neverwhere es el que más me ha gustado. Que no es decir mucho, porque no es un autor que encaje mucho conmigo, pero ya es decir bastante. De hecho, hará unos meses, tras leer El Océano al Final del Camino, decidí abandonar a este autor por completo. 

Sin embargo, hace años leí un relato corto que me encantó —"De cómo el marqués recuperó su abrigo"—, y que resulta que está ambientado en el universo de este libro, así que decidí darle otra oportunidad. 

Neverwhere Neil Gaiman

El libro es muy original, creativo, impredecible, y me ha encantado todo el simbolismo y el modo que tiene de reinterpretar localizaciones reales y emblemáticas de Londres. La singularidad de este particular entorno del Londres subterráneo combina con un carismático y variado elenco de personajes para crear una ambientación bastante única y evocadora. 

Por desgracia, como ya me ha pasado con otros libros del autor, toda la novela hace gala de una total falta de explicaciones y falta de contexto. Todo ocurre y ya está, no sabemos si era probable o improbable bajo las leyes de este mundo, porque no sabemos cómo funciona el mundo; no sabemos si algo que hace un personaje es intencionado o casual. 

Al igual que en El Océano al Final del Camino, o American Gods, o Coraline, el protagonista de la novela, y el principal punto de vista de la narrativa, es alguien ajeno al mundo fantástico en que se desarrolla la trama, puesto allí como testigo de unos acontecimientos, que ni entiende, ni nadie le explica, ni puede llegar a comprender. Y como él, que es nuestros ojos, no sabe nada y no se entera de nada, pues no hay que explicar nada al lector, solo narrar lo que ocurre... ni porqué ocurre, ni cómo ocurre, ni qué implica que ocurra o que pueda ocurrir... nada. Y a mí, eso no me gusta.

"De cómo el marqués recuperó su abrigo" me gustó porque su protagonista, Carabás, es un personaje que pertenece a este mundo fantástico, que conoce y entiende su entorno, y nos lo hace entender, de modo que hay una intencionalidad tras sus acciones y podemos reaccionar cuándo ocurre algo inesperado o una acción tiene un resultado distinto al previsto. 

En cambio, Richard, el protagonista de esta novela... está ahí y poco más. Si le quitas de la trama, todo ocurre más o menos igual, y ni siquiera se provee de una explicación que justifique su presencia, ya sea intencionada o accidental, que tampoco sabemos si fue lo uno o lo otro. 


El capítulo final trata de atarlo todo, con un profundo comentario sobre la cordura, la definición del éxito y lo que nos hace sentirnos realizados, y quizá esa sea la mejor escena del libro, pero llegados a ese punto toda la trama ya me ha hecho pasar del "uy, que interesante todo esto" a la apatía de "aquí no hay reglas y todo vale y cualquier cosa puede pasar".

En resumen, me encantaría comprender y participar del éxito de las novelas de Gaiman, pero creo simplemente su prosa no encaja conmigo. Está bien, para echar un rato y dejar volar la imaginación, pero a medida que pasan las páginas, esa sensación de novedad se pierde y va dando paso a la duda, o peor, la indiferencia. No puedo recomendarlo y no se si volveré a leer algo del autor. Probablemente no. 

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