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Killing Floor | Lee Child

Llevaba un tiempo queriendo leer alguno de los libros de Jack Reacher, y la adaptación de Prime para televisión ha resultado ser el empujón que necesitaba. Lo que no esperaba era que serie y libro fueran tan a la par, la misma historia, los mismos personajes, las mismas escenas; ni que una serie de ocho capítulos tuviese más contenido que un libro de 530 páginas. 

Pero hablemos del libro primero, y ya llegaremos a las comparativas. 

Killing Floor Lee Child Jack Reacher

Killing Floor es un thriller de acción e investigación trepidante, que empieza con la llegada de Jack Reacher a un pueblo perdido en mitad de Georgia, su inmediato arresto por un homicidio que no ha cometido, cuya víctima resulta ser su hermano, al que lleva años sin ver, y a partir de ahí no es más que leña en la hoguera. 

El libro pone el pie en el acelerador y no lo levanta. Incluso sabiendo lo que iba a pasar, y conociendo ya todas las respuestas, me ha tenido enganchado y me lo he leído casi sin querer. Buena parte de culpa la tiene un estilo directo, brutalmente eficiente, con frases cortas, sin artificios prosaicos, sin adjetivos o adverbios innecesarios. Sujeto-verbo-predicado. Sujeto-verbo-predicado. Entré en la sala. Había dos hombres. Iban armados. Levanté la pistola. Bam, bam. Dos muertos. Dos menos. 

Esto hace que la acción vaya a toda velocidad. Te sumerge en la trama desde el principio y no pierde un segundo en ponerte en situación. Tus ojos vuelan sobre los párrafos, porque todo es sencillo, fácil de comprender. Cualquier razonamiento o deducción por parte de Reacher, incluso las explicaciones y pormenores de los elementos más complejos de la trama (no entro en detalles), están meticulosamente desgranados, ya sea en diálogo interno o externo. 

La gran damnificada de este estilo tan directo, paradójicamente, es la acción —cualquier escena dramática o de peso, realmente—, porque pasa en un suspiro. Un tiroteo es apenas un párrafo. Una revelación clave son apenas dos líneas. Un cara a cara largo tiempo auspiciado no es más que un par de frases. El libro deja caer las bombas, pero inmediatamente da paso a otra cosa, sin esperar a ver cómo se depositan las cenizas. Solo a la última bala, en el penúltimo capítulo, se le da algo más de consideración.

Todo esto contribuye a una sensación de libro de aeropuerto. De esos que compras en la tienda de prensa, empiezas a leer en lo que pasas el control, te tiene enganchado antes de que anuncien tu puerta de embarque, te entretiene unas horas, pero no te requiere esfuerzo ni el cien por cien de tu atención. 

Y en eso podría resumirse mi reseña. Me ha gustado, es entretenido, engancha, lo devoras... pero solo a un nivel superficial. No resulta memorable, y la estructura episódica no da pie a querer leer el segundo inmediatamente. 


Ahora, las comparaciones. Esto no ocurre mucho, por no decir nunca, pero la serie está mejor. No puedo dar muchos detalles sin desvelar la trama, pero la acción es más intensa —hasta ahí lo esperado, en pantalla suele predominar la acción y los efectos especiales—, aunque la trama también me parece más compleja, más sutil, y las deducciones que va haciendo Reacher, y cómo resuelve el misterio, mejor hiladas. Y hay escenas de las que te acuerdas pasado un tiempo, como la de la tarta, o la de las pistolas sobre el capó.

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