Este libro es la prueba de que para contar una buena historia no es necesario reinventar la rueda, ni deconstruir arquetipos, ni imaginar complejos mundos y sistemas de magia, ni forzar giros gratuitos con el único afán de "sorprender" al lector.
Es una novela estupenda. Una historia de fantasía clásica, con el chico de pueblo pequeño, arrancado de su vida apacible, que acaba por convertirse en héroe, a la que el autor da un tono más maduro en sus villanos y su ambientación, muy bien escrita y condenadamente interesante de principio a fin. Haya acción de por medio, o sea un mero diálogo de dos personajes acodados en un alféizar, no puedes parar de leer.
Lo cierto es que hay mucho que apreciar en la novela y es difícil que un lector de fantasía no encuentre algo de su agrado.
Para empezar está la relación entre los dos personajes principales, Aren y Cade, esa amistad honesta, adolescente, en la balanza entre lealtad y rivalidad... está tan bien articulada, tan bien desarrollada, en cada conflicto y cada reconciliación, en cada decisión difícil que uno toma por el otro y cada momento dramático, que podría estar a la altura del hasta ahora aparentemente inalcanzable trono en que se sentaba la relación entre Locke Lamora y Jean Tannen.
Luego está el improbable grupo de héroes. ¿A quién no le gusta esa heterogénea banda de aliados, reunidos por las circunstancias, que tienen más motivos para odiarse y desconfiar que para otra cosa, pero que aun así logra hacer causa común contra sus enemigos? No sabría decir qué personaje me ha gustado más. Todos tienen una dimensión en sus motivaciones, y una complejidad en su carácter y sus relaciones los unos con los otros que va más allá de lo inmediatamente aparente.
Y ya, lo que más me ha gustado, la ambientación. No estamos en un mundo de fantasía blanca amenazada por un señor oscuro, sino en un reino que lleva treinta años bajo la ocupación del imperio vecino. Esto da lugar a situaciones y dilemas morales muy interesantes sobre colaboracionismo, lealtad, traición, patriotismo, sacrificio...
Además, el antagonista, que también tiene sus propios capítulos, no es sino un funcionario del estado, haciendo su trabajo, apretado por sus jefes, preocupado por su familia... No malvado, ni necesariamente un villano. Solo está en el otro bando. De hecho hay una escena al final, bastante tensa, sobre el precio de la rebelión, y plantea el dilema de si los buenos son buenos después de todo el mal que han causado. Ya os digo, muy interesantes los grises por los que discurre el libro.
Todo esto, envuelto en una trama a la que no le falta de nada. Hay una fuga de una prisión, hay un robo en una cámara acorazada, hay viaje a través de una ciudad maldita... La situación va cambiando, va evolucionando, sin llegar jamás a estancarse, y siempre está ocurriendo algo interesante: si no es una escena de acción, es un momento intimo entre dos personajes; o estamos descubriendo la verdad sobre el pasado de uno de ellos; o nos hallamos en un momento dramático en que alguien tiene que elegir entre lo malo y lo peor, o se revela una traición... Y esto podría haber resultado agotador, de no ser por lo bien que se equilibran unas escenas con otras a nivel emocional, intercalando momentos de dolor, de catarsis, de épica, de humor, de tragedia... es que no le quitaría una sola página. Brillante.
En su conjunto, me ha parecido una novela redonda. La saga aún está incompleta, que sé que es algo que tira para atrás, y no se sabe cuándo saldrá la tercera parte, pero es que incluso ignorando la saga, tomándola como novela independiente, merece la pena. Muy muy recomendable.

Comentarios
Publicar un comentario