Ir al contenido principal

El Mar de la Tranquilidad | Emily St. John Mandel

Con apenas 150 páginas, unos días después de haberlo terminado, no deja de sorprenderme las distintas impresiones que me ha dejado este libro a lo largo del mismo. 

Mar Tranquilidad Emily John Mandel

Durante la primera mitad incluso, parece un compendio de historias vagamente interconectadas, algunas en el pasado, otras en el futuro, con temáticas y personajes bien distintos. Están bien escritas, pero tampoco parece que lleven a nada. 

Hay incluso una historia de una autora que ha escrito un libro justo así, de personajes e historias apenas conectadas, y a quien en la gira de presentación del libro una lectora le echa en cara la estructura inconexa y el abrupto final al que conduce. Y durante esa primera mitad del libro, temía que fuera un metacomentario autocrítico, y que el libro fuera a terminar así. 

Sin embargo, todo cambia al alcanzar el ecuador del libro, cuando descubres la conexión entre las historias, que hay un personaje que, sin que nos diéramos cuenta, ya ha aparecido en todas, y a partir de ahí el libro es una bestia totalmente distinta. 

Toda la novela sigue una especie de estructura piramidal, en la que vamos avanzando en el tiempo, viendo esas historias aparentemente independientes, a lo largo de distintas épocas —1900, 2000, 2100 , 2400—, y una vez llegamos al giro central, cambiamos del narrador omnisciente a la primera persona, y volvemos a recorrer la misma secuencia, ahora en sentido inverso —2400, 2100, 2000 , 1900—, de la mano de un protagonista que hasta ese momento se nos había mantenido oculto y que va viajando cada vez más y más al pasado. 

Es un recurso fascinante, que permite compatibilizar una narrativa lineal, fácil de procesa y digerir, con situaciones en las que el efecto precede a la causa y otros bucles tan típicos de los viajes en el tiempo. 

Todo esto, por supuesto, no sería más que una anécdota estilística si el final no fuera tan satisfactorio. El libro cierra con un círculo perfecto, con un último acto en el que, granito a granito, vas encajando todas las piezas y ves como, incluso en las escenas más inocuas o sin aparente importancia, la autora no hadado puntada sin hilo. 

Por si todo eso fuera poco, el libro encuentra hueco para tocar temas bastante profundos, como el temor a estar viviendo dentro de una simulación, lo que es vivir una pandemia o el trauma del síndrome del superviviente. 


En suma, viajes en el tiempo en un formato cortito, tranquilo, asequible, pero con una estructura brillante y bastante más fondo de lo que cabría esperar en tan pocas páginas. Una novelita ideal para introducirse a las historias de viajes en el tiempo, o para cuando quieres ciencia ficción y buscas algo que te haga pensar, pero pero sin llegar a que salga humo por las orejas. 

Comentarios