La historia no está mal. Años ochenta, en la frontera entre Méjico y Estados Unidos, un hombre se topa con una venta de drogas que ha acabado en tiroteo sin supervivientes. Decide llevarse el dinero, pero los narcos han enviado un sicario a recuperarlo. Mientras, un viejo policía, abrumado por el paso del tiempo y lo mucho que ha cambiado el mundo en apenas unas décadas, trata de dar sentido y detener la cadena de violencia que se va desatando tras el rastro del dinero.
No suena mal, ¿no? Reminiscente de Un Plan Sencillo, de Scott Smith, o Zona Peligrosa, de Lee Child, sí, pero no está mal. El "acento" y el slang sureño se hace poco duro de leer, al menos en inglés original, pero se acaba uno acostumbrando. No se si la traducción al español habría sido más amable. Supongo que sí.
Lo que no me ha gustado nada es el estilo. La novela se escribió originalmente con intención de ser convertida en película, y se nota. La narración es prácticamente una enumeración de acciones. El personaje hizo esto, y esto, y esto y lo otro. No hay nada artístico, metafórico o evocador en la prosa. No se describe ni lo que piensan los personajes, ni lo que sienten, ni hay diálogo interno. Solo importa lo que hacen y lo que dicen. Y el dialogo es lo menos que dan por un diálogo. Es una transcripción literal. Frase a frase. Sin interjección alguna para decir quién habla, o como habla o que hace mientras habla. Eso imagínatelo tu.
Todo esto hace que la novela avance a un ritmo vertiginoso y que te la leas en un suspiro, sí, dos tardes me ha durado, pero para mi gusto la deja un tanto falta de carácter. Esto no es algo que pensé que recomendaría nunca pero... mejor ver la película. El libro no aporta nada, pero nada, adicional. Las escenas son idénticas, línea por línea... De hecho, fijaos lo que voy a decir, la película aporta más que el libro. Al menos puedes ver las caras de los personajes cuando hablan, saber si están siendo sarcásticos o sinceros, si les tiembla la voz al hablar...
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