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Storm Front (Dresden Files #1) | Jim Butcher

A veces me compadezco un poco de la gente que tiene que categorizar libros y escoger en qué estante de la librería ponerlos porque ¿qué haces con este? Storm Front (Tormenta en su edición en español) es el primer libro de Dresden Files, una saga que combina novelas de detectives y magos. ¿Es fantasía urbana?  ¿Es policíaco? ¿Es las dos cosas?

  

Storm Front Dresden Files Jim Butcher

El libro, en esencia, se lee como una novela policíaca, con la estructura y los elementos habituales: un caso, una escena del crimen, un detective haciendo pesquisas, pistas que reunir, callejones sin salida, una lista de sospechosos, y un ominoso «¿Quién ha sido?» flotando en el aire. 

Todo ello con la pequeña salvedad de que el detective es un mago, usa rituales arcanos además de deducción, para resolver los problemas, y los problemas con los que lidia tienden a implicar demonios, hadas, vampiros y demás elementos fantásticos y fenómenos paranormales. 

Pero si os parece que eso es jugar con mucha ventaja, y que va a quitar todo el interés al caso, no os preocupéis. Harry Dresden no lo tiene todo a su favor, porque allí donde él va, tiene su magia, sí, pero la tecnología tiende a fallar de forma catastrófica. ¿Os imagináis a un detective del siglo XXI haciendo su investigación sin un teléfono? ¿Sin internet? ¿Con un coche que se estropea cada dos calles?

Lo cierto es que es una premisa y una mezcla de géneros y conceptos que podría haber salido muy mal. Podría haber acabado echando para atrás a los amantes de las novelas policíacas, porque a ver qué son todas estas pamplinas sobre magia y rituales, igual que podría haber encontrado rechazo entre los lectores de fantasía, que abren un libro buscando épicas aventuras, y no a un detective siguiendo las pistas de un caso. 

Sin embargo, la mezcla funciona de maravilla, y las piezas encajan de un modo que no había esperado, para crear una novela diferente y original (un soplo de aire fresco, si os sentís muy prosaicos), con un mago que no se parece a otros magos que he leído, y un detective cuyos métodos no se parecen a los de otros detectives. 


Pero hablemos de ese detective, de ese mago, del personaje en el centro de todo este lío. Protagonista y narrador en primera persona, Harry Dresden es uno de los mayores atractivos del libro y la fuerza principal que lo hace funcionar.

Como protagonista, es un personaje complejo, muy humano, que a veces parece un pringado del que todos se ríen y a quien nadie toma en serio por anunciarse como mago en las páginas amarillas; mientras que otras veces bien podría ser un titán, lanzando relámpagos y bolas de fuego. 

Un momento está haciendo pociones o desvelando misterios, perfectamente competente en su elemento, y al otro está dando tumbos a través de una cita romántica, en una escena más propia de una comedia amorosa. Esta dualidad crea un protagonista con quien podemos empatizar por su faceta más mundana, pero a quien también podemos admirar por su capacidad y competencia.

Como narrador, intercala notas de humor ácido (dirigidas hacia el mundo o hacia sí mismo) con las escenas más serias, en una aproximación muy realista hacia los aspectos más tétricos de un caso de asesinato. 

Harry no es el detective estoico, carente de emoción, que te describe con pelos y señales toda la sangre de una escena del crimen, sino que describe hasta donde puede, y luego sale corriendo al pasillo a vomitar. 

Tampoco es el detective infalible, todo lógica, eficiencia y pragmatismo. Se equivoca, comete errores, se fija en cosas en apariencia sin importancia solo porque le hacen gracia, habla con la gente y a veces la boca le pierde, y no tiene tapujos en tildarse de idiota a sí mismo. 


En suma, el libro brilla siempre que Harry está haciendo magia, investigando, haciendo deducciones, o interactuando con otros personajes. El punto flojo, para mi sorpresa, son las secuencias de acción. Sí, está lanzando relámpagos y luchando contra demonios... pero ese tipo de confrontaciones las hemos visto mil veces en otros libros de fantasía, y rompen un poco con el tono más pausado y metódico del resto de la novela. No hay espacio para el humor, o los comentarios ingeniosos en un escena de acción. Es solo... acción. 

La otra pega que le encuentro al libro es que el autor hace uso de abundantes comparaciones a elementos del mundo real para sus descripciones, empleando nombres de marcas o personalidades famosas. Es un recurso del que no soy muy partidario porque si no eres un lector de una demarcación geográfica, temporal y cultural muy concreta, no vas a entender bien las descripciones. 


En cualquier caso, y estas dos últimas notas aparte, el libro me ha gustado mucho. Es una ambientación y una combinación de géneros muy original, cargada de potencial, francamente bien escrita y liderada por un protagonista carismático. Ni siquiera me importa la naturaleza episódica de la saga.

Lo que no sabría muy bien es a quién recomendarlo. ¿A cualquiera que le gusten las novelas policíacas? No... ¿A cualquiera que le guste Sherlock Holmes o Agatha Christie? Tampoco. ¿A cualquiera que le guste la fantasía? Dudo. ¿A cualquiera que le guste la fantasía urbana? Ahí creo que hay más probabilidades de éxito. 

Lo importante es que, si al plantearos la idea de un mago detective, una especie de Hércules Poirot contemporáneo que hace magia, no salta ninguna alarma, sino que todo lo contrario, la idea os llama la atención y os pica la curiosidad, este es vuestro libro. Sé que es una mezcla rara, y por eso quiero ser prudente, pero tampoco es muy largo, apenas trescientas páginas, y creo que os va a gustar.

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