El segundo proyecto secreto de Brandon Sanderson ha sido toda una sorpresa que he devorado esta semana santa (me leí más de la mitad de una sola sentada). Pensaba que, no siendo del Cosmere, no iba a resultarme tan atractivo, pero quizá ha sido esa libertad de libro independiente, no conectado a un universo mayor, la que ha dado pie a explorar ideas tan originales.
El libro es muy original, ya lo he dicho antes, y diferente, con ideas creativas tanto en la historia como en el formato y la presentación. Es uno de esos libros donde se nota que tanto autor como ilustrador se han dado manga ancha para jugar y divertirse a su antojo, y el resultado es brillante.
No quiero, ni puedo, ni creo que deba, entrar en más detalles, porque parte de la magia del libro es irlo descubriendo por ti mismo. Es... una experiencia. Si habéis leído Proyecto Hail Mary, es un poco esa misma sensación de descubrimiento.
Otro aspecto que me ha gustado mucho, y que le da mucha personalidad al libro, es cómo intercala elementos graciosos y toques de humor ácido, con reflexiones profundas sobre lo que es la historia y lo que sabemos de la historia, de esas que te dejan pensando. Todo ello, sin detrimento a una historia trepidante, de acción rápida y capítulos cortos, de esas que no puedes parar de leer. Novelita de verano, como dice mi mujer. De esas que vas diciendo, «venga, un capitulito más», y te lías y te lías, y al final no eres capaz de soltar.
Por ponerle alguna pega, me gustó mucho más la primera mitad, cuando eran solo el mago frugal y la Inglaterra medieval, e íbamos descubriendo cosas junto a él, que la segunda mitad, cuando las cartas están ya sobre la mesa, y cuanto resta es el batiburrillo de acción del clímax. Con esto no quiero decir que no me haya gustado el final, ni mucho menos, pero este es uno de esos libros de —citando al propio autor— journey before destination.
El final, desde luego, me dejó con ganas de más, y el epílogo, como viene siendo habitual con Sanderson, es de esos que te deja con la ceja levantada y la mosca detrás de la oreja. No sé si veremos más cosas en este mundo en el futuro, o acabará conectándose con otros libros suyos en algún punto, pero desde luego, si eso ocurre, tienen ya ganada toda mi atención.
En resumen, un libro original, divertido, sin grandes pretensiones, sin conexión al resto del Cosmere, para disfrutar y devorar en estos días de sol que ya tenemos encima. Ah, y las ilustraciones... es un libro precioso que, sin duda, merece la pena leer en papel, y recrearse en las tontunitas que el ilustrador ha puesto en cada margen o pie de página.
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