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Promesa de Sangre (Magos de la Pólvora #1) | Brian McClellan

Promesa de Sangre ha resultado ser un soplo de aire fresco —o cargado de pólvora—, en mi habitual torrente de lecturas de fantasía. La combinación de fantasía épica con una ambientación napoleónica de pólvora, bayoneta y mosquete, funciona sorprendentemente bien para su aparente falta de popularidad en el género, y resulta uno de los grandes atractivos de este libro. 

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En este mundo la magia más convencional, asociada a los cuatro elementos, convive con un nivel de tecnología e infraestructura social de principios del siglo XIX. El libro hace hincapié en ello en varias ocasiones, cuando los personajes recalcan los beneficios de modernos medios de transporte o prácticas medicinales, mucho mejores que las barbaridades medievales puestas en práctica por la generación anterior. 

Sin embargo, en ningún punto queda esto plasmado de forma tan evidente como en la guerra. Los ejércitos equipados con armas de fuego crean un nuevo paradigma para el uso de la magia de relámpagos y bolas de fuego, que se ve a las puertas de la obsolescencia. Además, a esos hechiceros convencionales se les añade un nuevo tipo de magos, los magos de la pólvora, con sus fortalezas y debilidades particulares, capaces de hacer los disparos más imposibles, creando así un nuevo equilibrio de poder, entre el hombre corriente, equipado con armas modernas, y los distintos tipos de brujería.

El sistema de magia es bastante parco en explicaciones en cuanto a los hechiceros convencionales, cuyos poderes la trama envuelve en cierto misticismo, y nunca queda del todo claro qué pueden o no pueden hacer. Por el contrario, las reglas que imperan sobre los magos de la pólvora (poderes, posibilidades, debilidades y limitaciones), así como los talentos personales de este o aquel personaje quedan perfectamente definidos. 

Es una combinación entre soft-magic y hard-magic que, debo admitir, me ha encantado. Los personajes desde cuyo punto de vista se narra la historia son magos de la pólvora, de modo que en todo momento entiendo qué pueden y qué no pueden hacer. Al mismo tiempo, participo de su temor, sorpresa e impotencia al no tener del todo claro el alcance de los poderes de los hechiceros convencionales. 

Todo ello, combinado con la analogía entre el uso de la magia de pólvora y la adicción a las drogas, crea un sistema de magia rico y muy interesante. 


El segundo atractivo del libro, para mi gusto, es que empieza desde el primer capítulo con los héroes derrocando a un tirano, y deja el resto de la novela para lidiar con las consecuencias. Cientos de veces he leído sobre los rebeldes o la resistencia o como los queramos llamar, enfrentándose a las fuerzas del mal, pero el libro siempre acaba con la caída del tirano. No así en Promesa de Sangre

Aquí podemos ver cómo los personajes se enfrentan a la inestabilidad que sigue a un cambio de régimen, la lucha contra los remanentes del antiguo orden, las intrigas en el seno de los conspiradores que una vez fueron aliados, la división y las traiciones, cómo los nobles objetivos con los que iniciaron la revuelta se ven traicionados en un choque con la cruda realidad. Si derrocas al rey que mata de hambre a su pueblo, ¿qué harías al descubrir que no hay oro en sus arcas y tienes que elegir entre pagar a tus soldados o alimentar al pueblo? 

Y mientras esto ocurre en primer plano, tenemos a Adamat, un investigador privado, tratando de resolver un misterio, al más puro estilo de novela de detectives. Toda la primera mitad del libro, que discurre en estas líneas, me ha encantado. 

Luego la trama sigue por otros derroteros, y se centra más en batallas, brujería, dioses... que me ha gustado, no me entendáis mal, pero hubiese preferido una historia más terrenal, más personal, con conflictos y rivalidades entre hombres, lejos del influjo de fuerzas y seres sobrenaturales. Cuando un libro entra en el territorio de seres tan poderosos que pueden derribar montañas y alterar la realidad, siento que pisa terreno pantanoso, pero mis temores no son motivo para hacer de menos a este pedazo de libro. Eso habrá que juzgarlo en la secuela. 

Por el momento, cuanto puedo decir es que el libro me ha gustado mucho, que me ha tenido pegado al Kindle, que el mundo creado por el autor me encanta, y que estoy deseando leer la segunda parte. Y para mí, eso es más que suficiente para recomendar este libro. 


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