Este libro es alucinante; todo un descubrimiento, y tengo muchas que contar al respecto. No obstante, mi primera recomendación, si sentís curiosidad, es que os dejéis de reseñas y valoraciones, y leáis directamente el prólogo. Las primeras páginas de Rage of Dragons son una absoluta masterclass en como introducir al lector a un universo nuevo.
Establece el tono y la ambientación de la obra, introduce las temáticas principales, aporta trasfondo y contexto a la premisa de la novela, establece qué está en juego, e incluso logra explicar los preceptos básicos del sistema de magia. Todo ello en una tensa secuencia de acción en la que el punto de vista salta de un personaje a otro. ¡Brillante!
Y tras tirar esta piedra sobre mi propio tejado, sí aún así queréis saber más, continúo.
Rage of Dragons se desarrolla en un mundo de fantasía de inspiración africana, en el que los Omehi, tras huir de su tierra natal, luchan una desesperada guerra, que se extiende ya por más de un siglo, contra las tribus que originalmente poblaban la península en la que han decidido asentarse.
En estas condiciones, el libro tiene altas dosis de acción, sangre y violencia, aunque sin resultar nunca desagradable o desmedido. De hecho, una de las principales temáticas o preguntas que plantea el libro, es el auténtico valor de un belicismo injustificado, en defensa de la patria, al precio que sea, hasta el último hombre, sin contemplar siquiera la posibilidad de paz o rendición; y lo complejo que puede resultar detener la inercia creada por años de odio y sangre.
La segunda temática dominante es la lucha de clases, y las injusticias sociales que se originan cuando la estratificación llega a su máximo exponente. La sociedad Omehi está totalmente estratificada, en un inamovible sistema de castas, cuyas instituciones están a su vez definidas por la guerra y el servicio militar, creando un rígido y brutal sistema de castas y estatus. Y los primeros capítulos hacen una labor magistral a la hora de ilustrar las injusticias creadas por este sistema.
La trama principal sigue a Tao, un joven de las castas inferiores, en su lucha por ganar estatus militar, ascender en la jerarquía y vengar la muerte de su padre. Acompañarlo en su paso por la academia militar, a través de relaciones con compañeros de estudios y profesores, puede resultar algo quizá muy visto (y yo mismo me dije, "oh, no, otro de estos"), pero nada más lejos de la realidad.
Winter usa la formación de Tao para desarrollar tanto el conflicto interno del protagonista, como sus relaciones con los otros personajes, al tiempo que introduce y va explicando los elementos más intrincados de este universo, como podría ser el sistema de magia. Pero el verdadero mérito, y lo que no deja de sorprenderme, al igual que en el prólogo, es como el autor puede introducir de forma tan limpia y ordenada cada nuevo concepto, sin tener que tomarse una pausa en toda la acción.
Además, las victorias de Tao no le vienen dadas. No es el elegido, ni nada especial o talento alguno que le diferencie de sus compañeros. Cada éxito, el lector siente que es merecido, porque capítulos antes ha visto los sacrificios y tormentos que han permitido al protagonista alcanzar sus metas. Y creedme cuando os digo, en este libro, cuando los personajes hacen sacrificios, son sacrificios con mayúsculas.
Pero la cosa no queda solo ahí. Lo que al principio se plantea como una sencilla trama de ascenso y venganza, pronto se va volviendo más compleja, a medida que las temáticas principales del libro ganan peso sobre los deseos infantiles de Tao. En cierto modo, es como si la narración y la trama madurasen con el propio personaje, hasta que, en los compases finales tao se ve sumergido de lleno en los verdaderos conflictos de este universo, que son la lucha entre castas y el interminable conflicto con los salvajes más allá de sus fronteras.
El final, huelga decirlo, es absolutamente épico. Y solo es el primer libro de la saga.
Lo último que quería comentar, es la magia. Sin necesidad de grandes reglas o complejidades, la magia de este universo consigue crear un sistema en el que el lector tiene claro en todo momento lo que los personajes pueden hacer o dejar de hacer, y más importante, el precio a pagar por hacerlo. Esto cobra especial relevancia en ese final épico del que hablaba, porque genera una tensa sensación de desastre inminente, al darse uno cuenta de que no hay solución por la que todos puedan salir airosos.
No tengo mucho más que añadir. Recomiendo este libro encarecidamente a cualquier lector de fantasía. La historia está genial, cargada de acción y emoción. La prosa de Evan Winter es excelente, y el libro es rico en pequeños detalles, tales como expresiones, ritos y gestos, que hacen cobrar vida a las páginas. Y por si eso fuera poco, si lo escucháis en audiolibro, Prentice Onayemi hace una narración estupenda. Yo ya tengo encargada la segunda parte y estoy deseando leerla.
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