Ir al contenido principal

Proyecto Hail Mary | Andy Weir

Weir se ha superado con este libro. Recuerda mucho a El Marciano, por el protagonista graciosete, la situación desesperada y la carga científica, pero este va órdenes de magnitud más allá en la escala del conflicto que plantea, y en lo que te hace sentir por los personajes. 

Hail Mary

El libro empieza con el protagonista sufriendo amnesia, y buena parte del principio gira en torno a descubrir qué está pasando y porqué, así que no me atrevo a desvelar mucho de la trama. Sí diré, sin embargo, que el reto científico al que se han de enfrentar los protagonistas es de un genio e imaginación inaudita, no solo por su originalidad, sino por lo bien pensado, justificado y razonado que está todo. Y lo mismo podría decirse de las situaciones que van surgiendo a lo largo del camino, y de la soluciones que se les ocurren a los protagonistas. 

Normalmente, no soy yo muy partidario de eso de empezar con un protagonista que no recuerda su pasado. Me parece una forma un poco artificiosa de ocultarnos información. Pero está claro que, cuando se hace bien, funciona, y este es uno de esos casos. Que el protagonista sufra amnesia al principio está perfectamente justificado por motivos que descubriremos más tarde (uh, misterio), y es lo que nos permite empezar en el punto medio de la narrativa, justo cuando termina la planificación del proyecto y comienza la verdadera misión. Esto permite una narrativa en dos líneas temporales, en la que las escenas de acción se alternan con las de investigación, de forma que el libro tenga un ritmo más dinámico, en el que la información se presenta dosificada y cuando nos va a ser más útil.

Porque información hay mucha, y esta es una advertencia que hay que hacer sobre el libro: la carga científica es fuerte. Se habla de relatividad, de biología microcelular, de neutrinos, de radiación, de frenado cuántico y longitudes de onda...  Yo creo que lo explica todo muy bien, pero me cuesta ser objetivo con estas cosas. Si os vais a asustar al primer párrafo en que se pongan a convertir julios en wattios, a calcular órbitas, o a hacer equivalencias entre colores y frecuencias, este libro quizá no es para vosotros. Ahora, si os gusta la ciencia, os va a encantar. Solo diré me ha dado unas ganas terribles de dejarlo todo, ponerme una bata blanca, volver a la universidad y hacer experimentos de científico loco. 


Ahora, esta historia, la misma trama, los mismos conflictos, no habrían resultado en un libro tan bueno con otros protagonistas. Rayland es un friki, y un ganso, que consigue hacerte reír en la más angustiosa de las situaciones, como cuando no sabe ni quién es, en los momentos agónicos, o en medio de una compleja explicación científica. Esa nota de humor da auténtica vida en una novela tan dramática a veces, y tan técnica casi siempre. 

¿Y qué puedo decir de su relación con los otros personajes? Hay momentos enternecedores, momentos divertidos, y momentos que te rompen el corazón. Es imposible no quererlos, y el final es de llorar. Pero, ah, no os digo si de alegría o de tristeza. Eso tendréis que descubrirlo vosotros solos. Pocos libros hay, que, durante la lectura, y días después de terminarlo, haga que se me dibuje una sonrisa en la cara al repetir las palabras de alguno de los personajes, y este es uno de ellos. 


Y no sé qué más contaros. No quiero estropear ninguna sorpresa, y eso hace muy difícil entrar en detalles, pero da igual. El libro es fantástico. Si os gustó El Marciano, estoy seguro de que este también os va a gustar, pero iría más allá, porque es un libro que recomiendo a cualquiera que le guste la ciencia. 

Comentarios