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Quemando Cromo | William Gibson

Normalmente con las antologías de relatos cortos, voy comentándolos uno por uno, porque algunos me gustan más, o me gustan menos, o me gustan y dejan de gustar por motivos distintos, pero esta va a ser la excepción. 

Quemando Cromo William Gibson

Este es el tercer libro que leo de Gibson, y me temo que va a ser el último. Reconozco que tiene ideas geniales, y me encanta la ambientación cyberpunk de sus historias, pero no me gusta nada su estilo. Ya está, lo he dicho, y me da rabia, porque desearía que me gustase, sobre el papel debería gustarme, pero no puedo él. 

No me gusta que use jerga inventada sin explicar lo que es, no me gusta que compare a los personajes con personas famosas para describirlos, y no me gusta que use marcas o nombres de productos reales, que no tengo porqué conocer, para describir objetos y escenas. Sé que no aporta nada que me digas que esta mesa era de Ikea o que era de Bauhaus, y podría ignorarlo, pero él lo escribe, y yo lo leo y me cabreo.


Pero, sobre todo, el problema es que las historias me resultan muy farragosas de leer e interiorizar. Con cualquier otro libro puedo leer tranquilamente, sin esfuerzo, dejarme llevar en el tren de la imaginación e ir formando una imagen mental de lo que ocurre a medida que pasan los párrafos. 

La lectura de un libro de Gibson es totalmente distinta. No es el autor quien me guía a través de las páginas, soy yo quien tiene que hacer el esfuerzo por poner todo en su sitio. Muchas veces he tenido que retroceder páginas enteras, y varias, al darme cuenta de que estaba leyendo algo que ocurre en el pasado, o a otro personaje que no es el narrador, o dentro de una simulación, o vete a saber... es como si tuviera que hacer pesas mentales cada vez que leo uno de sus libros, y toda esa jerga sin explicaciones no ayuda nada. 

"Conozco un tipo, un delfín", dice uno de los personajes. Ah, fenómeno, ¿nadie va a explicarme qué es un delfín? ¿Es el animal, un término coloquial para algún tipo de hacker, el heredero al trono de Francia? Y así. 


Terminada esta perorata, hablemos de las historias. Estoy mirando el índice y la mitad ni me acuerdo de qué iban; ese es el tipo de impronta que me han dejado, o igual es que los títulos no guardan relación con el relato y no soy capaz de atar cabos (y conste que me he leído el libro entero esta semana).

Quemando Cromo es de las que más me ha gustado. Es un Neuromante en 30 páginas, y algo que recomiendo como punto de entrada en el universo cyberpunk para quien sienta curiosidad (quizá porque ha jugado el reciente videojuego, o porque ha jugado a alguno de los múltiples juegos de mesa de netrunner), pero solo quiera picotear un poquito, a ver si le gusta. De hecho, ¿podéis creer que sea este relato, y no Neuromante, el libro principal de la saga, quien explique porqué los antivirus se llamen hielos? 


Combate Aéreo es una idea genial. La historia no tiene gran cosa, pero el concepto de un videojuego que se juega, no en una pantalla, sino mediante hologramas generados por la mente de los jugadores me flipa. Es como jugar a un juego de mesa, o de miniaturas, pero sin las limitaciones de los turnos, el plástico y el papel. 

Regiones Apartadas está bien, pero me recuerda mucho a Pórtico, de Frederik Pohl, y solo consigue recordarme lo mucho que me gustó Pórtico, y lo difícil que se me hace leer a Gibson. Y La Especie creo que me hubiera gustado, de haber llegado a entenderla del todo... ¿eran los personajes de otra especie, alienígenas o algo así? ¿o era todo metafórico, y eran solo una "especie" dentro de la sociedad marginada de bares y clubes de alterne? No lo sé. 

Y luego están dos historias que me gustaría ver expandidas a una novela completa, con más detalle y profundad, y quizá en otro estilo: la de los cazatalentos, que se dedican a robar científicos a una corporación para vendérselos a otra (Hotel New Rose, creo que se llama), y la de la chica que sube su conciencia a la nube (Mercado de Invierno). 


Y eso es todo. La ambientación me encanta, las historias me gustan y tiene ideas geniales, pero el estilo y la prosa me suponen tal barrera que no tengo interés en leer más de este autor. Por suerte, la apreciación del estilo es algo subjetivo, y a los afortunados para los que su estilo no os suponga un problema, creo que el libro os va a gustar. 

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