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La Voz de los Muertos | Orson Scott Card

Esta es una lectura que llevaba ya posponiendo demasiado tiempo; El Juego de Ender me pareció un libro redondo y no veía la necesidad de una secuela. Y no me equivocaba. Ambientado treinta siglos más tarde, La Voz de los Muertos no tiene nada que ver con su predecesor, más allá de los personajes y acontecimientos conocidos, y sin embargo es otro libro redondo. 

Voz Muertos Scott Card

3000 años tras el genocidio de los Insectores, la humanidad se ha expandido por las estrellas y ha vuelto a hacer contacto con una especie alienígena, solo que esta vez está empeñada en mantener una mínima interacción, de forma que no solo no cometa otro genocidio, sino que no altere o influencie la evolución de esta especie. 

Con una familia de xenólogos (antropólogos) en el punto de mira, atrás queda la temática bélica de El Juego de Ender, dando paso a una ambientación más humanística y reflexiva, en la que el libro explora categorías para calificar a los extraños, abriendo un debate entre si los alienígenas son ramen ("humanos" de otra especie, con los que uno se puede comunicar y a los que se puede comprender) o varelse (verdaderos alienígenas cuyas motivaciones quedan fuera de toda comprensión). 

En reiteradas ocasiones, hay escenas que bien podrían haber aparecido en un libro sobre la era colonial, con un primer contacto entre europeos y mesoamericanos. A mí, personalmente, ese primer contacto con alienígenas desde un punto de vista más humano, movido por la curiosidad y no por el miedo, y sin desembocar necesariamente en violencia, me parece muy interesante en la literatura. Guerras especiales tenemos muchas. Momentos como este, no tantos.


Pero el libro es mucho más que unos antropólogos estudiando a los Pequeninos, que así se llaman los alienígenas. Ese es solo el telón de fondo. Al frente de la historia tenemos a un Ender de 35 años, que ha saltado a lo largo de los siglos gracias a la relatividad del viaje hiperespacial, que acude al planeta como Portavoz de los Muertos, una pseudoreligión que consiste en averiguar la verdad de los difuntos y contar su historia, sin juzgarles, de forma objetiva, como él mismo hizo con los Insectores al final de El Juego de Ender.  

Cuando él llega allí, claro, han pasado más de dos décadas, y tiene que ir deshaciendo años de secretos y mentiras en una ultraconservadora colonia católica. En ese sentido, el libro se parece un poco a esas historias policiacas, en las que un detective llega a un pueblo, años después de que se cierre el caso, y tiene que ir venciendo la reticencia de los vecinos, atando cabos, desenterrando secretos... pues lo mismo, aunque es una gozada ver cómo Ender lo hace con esa inteligencia e intuición que le caracteriza. 


Aún estoy sorprendido por lo bien que encajan esa trama detectivesca, ese misterio tan enfocado en los personajes y sus relaciones a lo largo de dos décadas, con la visión antropológica del contacto con extraterrestres. Pero el caso es que funciona. 

Gran parte de la culpa la tendrá el hecho de que más de la mitad del elenco de personajes pertenezca a únicamente dos familias, de modo que buena parte de la trama y el misterio giran en torno a las relaciones entre hermanos, amantes, padres e hijos; lo cual invita a trazar un paralelismo entre los lazos que unen a los personajes y las relaciones que se van estableciendo entre humanos y alienígenas.

Creo que quien lea este libro buscando un thriller de ciencia ficción al estilo de El Juego de Ender,  rápido, trepidante, lleno de acción y batallas espaciales, se va a llevar una decepción. La Voz de los Muertos tiene su propio ritmo y quiere ser su propia historia, no solo un clon de secuela. 

Ahora, como historia y misterio de ciencia ficción, como tragedia de una familia rota por los secretos, y como libro de un primer contacto pacífico con alienígenas, a mí me ha encantado. 

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