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The Spear Cuts Through Water | Simon Jimenez

Una cosa estoy dispuesto a conceder: este libro no se parece a nada que haya leído antes. La voz, el estilo, la estructura, todo busca romper con las formas y convenciones preestablecidas. Basta abrirlo por una página al azar para ver que estas ante algo... diferente. Para bien, y para mal. 

Spear Cuts Water Simon Jimenez

Para empezar, lo que es evidente según lo abres, el libro no está estructurado en capítulos, sino en epígrafes que oscilan entre dos líneas y dos páginas. Pero los títulos de esos epígrafes no son realmente títulos, sino parte integral de la narración. A veces son la respuesta a la pregunta con la que terminó el párrafo anterior, otras son un trozo de una frase... no hay una regla fija que yo haya podido ver, ni ninguna indicación de en cuáles puedes parar, y en cuáles deberías seguir leyendo como si de otra línea del párrafos e tratase. 

Por su parte, la historia se cuenta intercalando múltiples voces y perspectivas. Por un lado, tenemos la narración en segunda persona de un personaje que recuerda una historia que le contaban sus abuelos. Por otro lado, ese mismo personaje, en un sueño y también en segunda persona, acude a la representación teatral de esa mismas historias. Y finalmente tenemos, ya en un estilo más convencional, la narración en tercera persona de los personajes de la susodicha historia. 

De modo que los acontecimientos se van desarrollando a veces como una novela al uso, siguiendo a los personajes, otras describiendo lo que ocurre sobre escenario, los juegos de focos y telón, o lo que hacen los actores que interpretan a esos personajes, y otras veces como si fuera la trasmisión oral de abuelos a nietos al calor de la lumbre. 

Pero no queda ahí la cosa, porque en cualquier momento, a mitad de párrafo, sin punto y seguido siquiera, aparecen frases en cursiva, en primera persona, que nos muestran los pensamientos o pinceladas de la vida del personaje del que se estuviera hablando en ese momento. Aunque sea el más secundario e intrascendental de los integrantes del entorno.

El resultado es una novela que parece casi experimental. Un ejercicio de curso de escritura, en el que han dicho, «venga, a ver si sois capaces de escribir algo coherente intercalando narración en las tres personas del singular» o «vamos a intentar contar una historia, pero describiendo la acción de tres maneras distintas».

La cuestión es que, aunque aprecio la originalidad y admiro la ambición de lo que pretende, no puedo evitar preguntarme, «¿para qué?». No veo qué aporta a la historia esta forma de contarla. Y si el objetivo era simplemente eso, un ejercicio experimental, probar los límites de lo que permite la narrativa, desde luego no era necesario superar las quinientas páginas. 


Por lo demás, la historia no me ha dicho gran cosa y sinceramente, hay escenas cuyo propósito no termino de entender. En un momento dado la historia trata de romper la cuarta pared y coquetear con viajes en el tiempo... luego en el epílogo se convierte de pronto en erótica gay...

Pero la escena que se lleva la palma es la de la no-explicación de lo del brazo. Uno de los primeros misterios que establece el libro, y que mantiene en vilo durante casi cuatrocientas páginas, es cómo uno de los dos protagonistas perdió su brazo, y cómo puede ser un guerrero tan competente a pesar de esta carencia. Pues cuando el tío por fin decide contárselo al otro, el narrador va y dice que no, que eso es una historia demasiado íntima para contarla y que si la falta de respuestas te resulta insatisfactoria, pues que imagines lo que te apetezca imaginar. ¡Anda y vete a recoger arena con un colador! Aún no sé como no lancé el libro por la ventana en ese momento...


En resumen, el libro es diferente, sí, es original, también, y hace cosas distintas, explorando los límites de lo que puede ser una novela. Pero hasta ahí. Con las diez o doce primeras páginas ya has visto todo lo que tienes que ver. La historia es insulsa, en ningún momento me he visto atrapado por la trama, los personajes no tienen carisma alguno... y eso que dicen de que es poético, evocador, con una prosa preciosa... no sé, a mí me ha parecido bastante normalita. 

La portada preciosa, pero la experiencia para olvidar. 

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