La Sombra de los Dioses destila ambientación vikinga por los cuatro costados, en las descripciones, en los personajes y estructuras sociales, en la propia elección de las palabras, y hace que su mundo cobre vida desde las páginas. Tampoco puedo decir que no ocurran cosas; en cada capítulo hay un pelea, una discusión, una persecución, un desafío, algún descubrimiento macabro, o algún tipo de acción, de la clase que sea. El problema es que, en ningún momento, el libro ha conseguido que nada de eso me importe.
No hay ningún misterio que me impulse a leer por deseo de verlo resuelto. No me ha generado ansia al final de los capítulos por leer uno más. Es uno de esos libros que he terminado leyendo con una total apatía, capaz de hacer, incluso de la acción, un tedio.
Habrá a quien mi párrafo inicial le valga para hacerse una idea de lo que aguarda en este libro, pero dejadme que elabore, porque me ha costado tanto terminarlo, que he tenido tiempo para pensar y desgranar los problemas que he tenido con la historia en tres puntos.
Problema número uno: historias inconexas. El libro narra tres historias, de tres personajes, cada una con su punto de vista. Sin embargo, estas nunca llegan a converger, ni pronto, ni tarde. Los personajes nunca se encuentran. Dos de ellos se cruzan, literalmente, en el último párrafo del libro, y eso es todo. Lo que es más, lo que uno hace o deja de hacer, tiene cero repercusión o impacto en las otras dos historias. Y tampoco he sido capaz de visualizar, en ningún momento, dónde se encuentran unos geográficamente frente a otros, si se están acercando, si están en el mismo sitio, nada... es como estar leyendo al mismo tiempo tres libros distintos ambientados en el mismo lugar, pero con alguien que te obliga a cambiar de libro al final de cada capítulo.
Problema número dos: falta de explicaciones. Esto es algo que, personalmente, no soporto, y que el libro hace constantemente: algo ocurre, los personajes reaccionan, porque viven y en este mundo y saben qué es y qué implica, pero el lector no tiene ni idea de qué está pasando.
Aparece un tipo con sangre del dios oso, y todos se quedan parados, ¿y qué? ¿Qué implica que tenga esa sangre? ¿Es más resistente? ¿Más grande? ¿Qué? «Ten cuidado con ese», le dicen a un personaje, «que tiene sangre del dios rata», ¿pero por qué? ¿Qué diferencia hay entre un humano normal y uno con sangre de un dios? ¿Y qué diferencia hay ente la sangre de un dios y la de otros? No temáis, queridos amigos, que el capítulo 47 de 53 lo explica de pasada.
Ven a una bruja lanzar fuego, y parece que es lo más impactante del mundo. Es una bruja, ¿es que no es normal que lancen fuego y hagan magia? No sé, si el libro tuviera a bien explicarnos cómo funcionan las cosas, igual obtendría una reacción por parte del lector cuando ocurre algo fuera de lo normal o que transgrede las normas.
«Oh, no, nos hemos buscado un problema con Fulanita de Tal», dice uno, y todos empiezan a correr en círculos. Pero para el lector es la mención del personaje, que no ha aparecido en el libro (ni aparecerá hasta el penúltimo capítulo). ¿Y entonces enemistarse con esta chica es... malo? ¿por qué? No lo sé.
Etc... etc... etc...
Problema número tres: falta de motivaciones y decisiones por parte de los personajes. Aquí voy a hablar de cada historia por separado porque, total, son independientes. Primero, Orka. Orka se pasa medio libro viendo como pasan cosas a su alrededor, pero sin querer verse implicada. Podrías cambiarla por un narrador omnisciente o quitarla de la historia, que en esa primera mitad todo ocurriría igual. En total toma dos decisiones, la decisión de vengarse, hacia la mitad del libro, y la de no hacerlo sola, hacía el último tercio. Ya está, el resto del tiempo se mantiene en esa decisión y practica de un plan que consiste en llegar a un sitio, matar a todo el mundo salvo a uno, preguntarle, ir al siguiente sitio y repetir.
Segundo, Varg. Quiere vengar a su hermana y para eso necesita que una bruja lance un conjuro específico. ¿Qué hace el conjuro? ¿Por qué necesita ese conjuro específico? ¿Por qué una bruja y no un mago? No ocupéis vuestras mentes con esas preguntas, que hasta el capítulo 45 de 53 no os lo van a decir. Total, que para que conseguir que una bruja lance el conjuro se une a una banda de mercenarios que tiene una bruja, y se pasa todo el libro yendo allí donde va la banda de mercenarios y haciendo lo que le dicen para ver si le dejan pedir a la bruja que lance el conjuro. ¿Podría haber dedicado ese tiempo a vengar a su hermana de otra forma? Seguramente.
Tercero, Elvar. Es miembro de una banda de mercenarios. Va a donde le dicen y hace lo que le dicen. ¿Esto os suena familiar? Tanto, que mezclo los miembros de las dos bandas de mercenarios. ¿Por qué hace todo esto? Hay que esperar hasta la mitad del libro para saberlo y conocer su trasfondo. Ahí es cuando se le plantea su gran decisión: seguir con sus mercenarios o volver a casa. Salvo por que al siguiente capítulo la decisión es arrancada de sus manos y vuelta a ir de acá para allá y hacer lo que la dicen. Yu... jú... De nuevo, cambias a Elvar por cualquiera de los otros miembros de la banda, o la eliminas de la historia por completo, y todo ocurre igual.
Y eso es todo lo que tengo que decir. No encuentro interés ni ganas de escribir más, porque el libro no ha despertado interés alguno en mí. El final no resuelve nada y termina con una gran revelación, pero ya es tarde. Este primer libro he tenido que terminarlo con el audiolibro puesto a velocidad x2 y desde luego, no tengo intención de leer el segundo.
Comentarios
Publicar un comentario