Guau. Se me había olvidado lo buenos que eran estos libros. Hace años me leí los cuatro primeros del tirón y creo que me saturé un poco, así que dejé la serie aparcada, pero el reencuentro con ella ha sido pura magia.
Una vez más, los autores consiguen contar una historia que usa los mismos personajes y construye sobre libros y acontecimientos anteriores, pero que aún así resulta fresca y diferente. Y hacer eso durante cinco libros seguidos no es nada fácil.
En esta ocasión, el libro rompe con la fórmula central de la saga: la Roci se prepara para seis meses de reparaciones, y la tripulación se separa por primera vez para atender sus asuntos personales aquí y allá. Amos vuelve a la Tierra, Alex a Marte, Naomi a Ceres...
Reconozco que era una perspectiva que me asustaba un poco, porque la dinámica del grupo y los diálogos entre ellos son parte de lo que hace esta saga tan buena, pero eran temores infundados. Resulta que los personajes son tan buenos juntos como separados, y la saga tiene un gran repertorio de personajes secundarios para acompañarlos. Me ha gustado mucho volver a ver a Alex y Bobbie trabajar juntos, o a Holden interactuar con Mónica.
Me he reído muchísimo con los diálogos, y he descubierto que, casi 2500 páginas después, tengo tanto cariño a los personajes ahora como en el primer libro. En los primeros capítulos, de hecho, antes de que cada uno se vaya por su lado, no ocurre nada, pero tampoco hace falta. La camaradería de la tripulación. charlando y riendo. es cuanto el libro necesita para mantenerte enganchado, y eso dice mucho.
Además, la escisión del grupo permite que todos tengan su momento bajo los focos. No hay nuevos puntos de vista, como añadían libros anteriores. Todos los capítulos están narrados desde la perspectiva de uno de los cuatro miembros de la Roci, y es eso precisamente lo que permite que exploremos más en sus miedos y ambiciones, y que se desvelen secretos sobre el pasado de los protagonistas que hasta ahora habían estado muy bien guardados. Reconozcámoslo, todos queríamos saber porqué un genio de la ingeniería como Naomi estaba trabajando en un carguero de segunda como el Canterbury. De hecho, si eres de los que les gusta explorar el trasfondo y el pasado de los personajes, puede que este te parezca el mejor libro de la saga, porque todo sale a la luz.
Pero no es solo de la reconexión de los personajes con su pasado de lo que va este libro. Hay una conspiración en marcha, ya insinuada en los primeros capítulos, y el libro alcanza un punto álgido hacia la mitad, cuando todo salta por los aires, lo impensable se vuelve posible, y las cuatro narrativas se ven de golpe entrelazadas.
A partir de ese punto la historia cambia de tono, y se vuelve una angustia y una tensión constantes, por saber si podrán volver a reunirse, o si los cuatro conseguirán salir del atolladero en que se han metido. Y claro, no puedes parar de leer.
Y cuando todo termina, este es el primer libro de la saga que me da la sensación de haber dejado cosas en el aire. Parte de los conflictos planteados se han resuelto, algunos de forma espectacular, pero otras tantas amenazas quedan sin respuesta, y ahora sí, alcanzado su punto medio (son 10 libros en total) queda claro que la historia entra en una nueva etapa, y empiezo a ver el motivo detrás del nombre de la saga.
En resumidas cuentas, el libro me ha encantado. Ha sido una reconexión genial con los personajes y este universo. Me han gustado mucho los reencuentros con viejos conocidos, comprender mejor los miedos y temores de Alex, y, sobre todo, descubrir todos los secretos de Naomi. El punto medio del libro, cuando los conspiradores salen a la luz es brutal, y la angustia que sigue despega de las páginas y te mantiene en tensión hasta bien pasado el final. Muy recomendable. Me encanta esta serie, no me acordaba de lo buena que era, pero ahora estoy deseando seguir con ella.
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