Este fin de semana he visto el musical de Ghost y no las tenía todas conmigo, pero tengo que admitir que ha sido una pasada. No quiero dedicar muchas líneas a la historia, porque la película está ahí, y sabemos que la historia es buena. La adaptación al formato teatro funciona perfectamente, con un buen ritmo, sin hacerse pesada ni dejar agujeros en la trama, y consigue imprimir en el expectador el carrusel de emociones de la historia. No llegué a llorar (casi nunca lo hago), pero casi; este no es un espectáculo del que puedas salir indiferente. El punto fuerte del musical son los efectos especiales y la tramoya, que rondan el nivel de un espectáculo de magia. Hay algunas cosas que sé como las hicieron, pero otras, prefiero no saberlo y dejarme “engañar”. Cuando un personaje muere y el actor se levanta, ya en su papel de fantasma, mientras los demás siguen interactuando con el cuerpo que sigue en el suelo… eso es una pasada. El decorado también me ha parecido muy impresiona...