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La Gran Cacería | Robert Jordan | La Rueda del Tiempo #2

Después de la decepción que supuso El Ojo del Mundo, el único motivo por el que he leído esta segunda parte ha sido porque la serie de Amazon Prime me está encantando, y ahí estaba la primera señal de alarma que decidí ignorar, porque cuando la serie está mejor que el libro... malo. 

Sorpresa, sorpresa, este libro ha sido otra decepción y un poco menos que un tormento que terminar. Días enteros se ha pasado en la mesilla, mirándome, sin que me dignara a tocarlo siquiera.

Gran Cacería Rueda Tiempo Robert Jordan


Yo creía que los problemas del primer libro derivaban del hecho de estar narrado desde el punto de vista de Rand, Mat y Perrin, y que como estos no saben qué está ocurriendo, o porqué, o cómo funciona la magia, o nada, realmente, pues el lector ha de vivir (y sufrir) ese mismo desconcierto y desconocimiento.

Los primeros cinco minutos de la serie ya explican más cosas que las 900 páginas de El Ojo del Mundo, y Jordan debía saber que se había dejado mucho en el tintero y que tenía que explicar muchas cosas cuando escribió esta segunda parte, porque las primeras doscientas páginas se dedican, casi exclusivamente, a poner en contexto todo lo que ocurrió en el primer libro, explicando motivos, significados, consecuencias y repercusiones. Tarde, pero bien. Ahí mis esperanzas por este libro aún estaban altas. 

Sin embargo, una vez sobrepuesto del bombardeo de información inicial, empecé a ver los agujeros, y tengo muchos problemas y quejas con este libro, pero he tratado de sintetizarlos en cuatro aspectos fundamentales. 


Primero: las relaciones entre los personajes están forzadas y faltas de desarrollo. No fue hasta el final de la novela que me di cuenta de que apenas hay diálogos entre los protagonistas, pero las alarmas saltaron desde bien pronto. Sin entrar en spoilers, hay dos personajes de cuya relación no sabíamos gran cosa, más que nada porque no ha habido hasta ahora capítulos desde su punto de vista, y no les hemos visto interactuar ni siquiera desde el punto de vista de otro, y en nuestro primer encuentro con ellos descubrimos que ha habido hasta proposiciones de boda... ¡OFF SCREEN! 

Otro ejemplo. Egwene llega a la torre blanca, conoce a dos chicas, deciden ser amigas y automáticamente en el próximo capítulo en que aparecen son amigas inseparables y hasta la muerte. ¿Cómo se ha forjado esa amistad? Ah, te lo imaginas. Otro. Llevamos cientos de páginas sin leer una sola mención a un personaje, pero justo antes de que se lo encuentren (y justo antes es un párrafo antes), Rand se acuerda de esto y aquello, y lo de más allá... y tiene la desfachatez de decir que pensaba en ello todos los días. No. Eso no está escrito en ningún sitio. No puedes no escribirlo y luego decir que lo hacía. Y así podría enumerar una larga lista, pero tengo otros puntos que tratar. 


Segundo: el libro introduce una y mil veces elementos que luego no tienen ninguna relevancia en la trama. Sí, de acuerdo, aparecerán en el siguiente libro, o dentro de ochenta, me da igual... ¿Quién es Selene? ¿De dónde ha salido? ¿Qué trama? Da igual, porque sale de escena y no se la vuelve a mencionar. ¿Qué era lo que estaba investigando Moraine? De nuevo, da igual, porque no lo vamos a volver a mencionar. ¿Qué consecuencias o repercusiones tiene lo que ocurre con Dena, o con los iluminadores, o con Gallerian, o con Barthanes, o con la estatua que están desenterrando en Cairhien? Lo sabremos en otro libro, supongo... 

Del mismo modo, hay multitud de situaciones en las la trama se hubiera desarrollado del mismo modo sin la presencia de un determinado personaje. ¿Qué hace Elayne en los acontecimientos del final? Nada, sin ella todo habría ocurrido de la misma forma. ¿Qué pintan los Capas Blancas? Nada, sin ellos todo hubiera ocurrido de la misma forma. ¿Qué pinta el capitán Dromond? Nada, sin él todo hubiera ocurrido de la misma forma. Pero sigamos...


Tercero: hay una falta de consistencia y una forma artificiosa de justificar las cosas que me hace querer arrancarme los pocos pelos que me quedan en la cabeza. El libro establece unas normas para algo e inmediatamente las rompe. Hurin puede oler a la gente que ha cometido un acto horrible... salvo que ese alguien esté escondido y les vaya a tender una trampa. Solo los Ogier pueden recorrer los atajos... salvo que necesites recorrerlos sin un Ogier. El cuerno debe ser soplado por el dragón... o no. Ni un personaje se lleva las manos a la cabeza o hace comentarios sobre eso. Quien sople el cuerno comandará a los héroes muertos... o no. Y solo si cumple este otro requisito. ¿Pero entonces, si hay condiciones adicionales, qué peligro hay de que lo soplen los malos? No te lo explican. 

Y así podríamos seguir, porque claro, con el argumento de los ta'veren y los designios de la Rueda se justifica todo, y de paso se quita cualquier tensión a todo. 

    —Oh, no, nos hemos retrasado tres días. Tú tenías razón, ¿por qué no te hicimos caso?

    —Tranquilos, chicos. Si nos hemos retrasado tres días es porque la Rueda quería que nos retrasáramos tres días. Aunque hubiéramos tratado de llegar antes, nos habríamos retrasado igual.

Ah... pues... vale... entonces todo da igual. ¿Entonces es que no importa lo que hagan, decidan o dejen de hacer los personajes? Porque de ser así, menuda gracia... qué miedo, qué emoción. Y esto me lleva al más excruciante de mis puntos. 


Cuarto: no... hay... nada... de... tensión. Todo el libro está escrito en el mismo tono narrativo, neutro, sin altibajos. La trama principal gira en torno a poseer y soplar el condenado cuerno, y sin embargo, por mucho que cambia de manos, el libro es incapaz de hacerme sentir nada al respecto. Un personaje muere, o se sacrifica, y el libro es incapaz de hacerme sentir nada al respecto. Los personajes se juntan, o se separan, y me da igual. 

Hay un momento muy dramático en el libro, en que encuentran a alguien muerto, y aunque todos reaccionan como si fuera algo impactante, a ti como lector no te supone mayor sorpresa. Más tarde se explica que era muy difícil, casi imposible matar a esa persona... pero ya es tarde. Su muerte no te ha dejado impresionado, ni ganas de saber la respuesta, y cuando esta llega, te deja indiferente. ¿No hubiera sido mejor, primero establecer a ese alguien como un terrible enemigo, imposible de matar, creando la aprensión en el lector, sobre como van a lidiar con él, luego encontrarlo muerto, causando una gran impresión, y finalmente explicar el cómo? Esto es algo que e libro hace constantemente. No juega con la anticipación. Ocurre algo, no te sorprende o no lo entiendes, pero tampoco te genera dudas, porque no parece tener repercusiones, así que lo dejas pasar sin mayor relevancia. Doscientas páginas más tarde te lo explican, pero a ti ya te trae sin cuidado...

Pero es que además de no jugar con la anticipación, las resoluciones son breves y anticlimáticas. Al final del libro hay una batalla en la que confluyen múltiples líneas narrativas; el momento en que todos los personajes se reúnen en el mismo momento y el mismo lugar, y se resuelve todo en un párrafo. Un párrafo. No hay un ir y venir de la batalla, ni pequeños momentos de triunfo intercalados con el temor de la derrota. Es un párrafo, no da tiempo. Es como leer un acertijo e ir directamente a mirar la solución. Si comparas esto con la batalla de Thaylen City en Juramentada... no hay color. 

Me da la impresión de que al autor le da pereza entrar en detalles y toda la historia está escrita en generalidades, a alto nivel, casi como una lista de tareas. Y no he dicho nada de los combates o los duelos con espada. Ignoremos el hecho de que Rand ha pasado de ser un mindundi a un maestro espadachín entre libros y sin mostrarnos cómo, ignoremos eso. Todos los combates se resuelven en dos frases del tipo. "Rand usó la grulla que parte el maíz seguida de el ruiseñor saltando charcos y el troloc cayó muerto". Y ya está. A veces ni siquiera se molesta con verbos y te narra el combate como "Oso en la maleza. Perro de cinco patas. El tigre saltarín. Todos los enemigos cayeron muertos". Y claro, en ningún momento se ha explicado qué implica la grulla que parte el maíz, o qué ventajas tiene, o qué tipo de movimientos implica, de modo que sí, usa nombres muy estilosos para las posturas, pero todos los combates vienen a resumirse en "Rand hizo algo con la espada". Os imagináis mi nivel de emoción e interés...


En fin, que no me extiendo más, porque me voy cabreando a medida que escribo. Mi relación con esta saga se ha terminado. Veré la serie y leeré otras cosas, pero no estoy dispuesto a soportar otro tostón sin sentido o emoción como este. Me da igual si es en el cuarto, o en el décimo cuando empieza a estar bien, o cuando todo esto cobra sentido. Saga o no, si un libro no lo disfruto y no es capaz de hacerme sentir nada más que frustración, no es para mí. 

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