Este es uno de esos thrillers de verano en la playa, que te engancha y te lees en tres tardes, pero del que una semana más tarde, cuando vuelves a casa, ya ni te acuerdas. No está mal, es entretenido, se lee sin querer, pero tampoco tiene nada impactante o memorable. Lo primero de lo que me gustaría hablar es del estilo. La narrativa de este libro ha sido destilada hasta los elementos mínimos para contar una historia. El libro no pierde ni un segundo con cosas tan banales como el diálogo interno, o lo que los personajes sienten o están pensando. Descripciones de dos líneas, frases cortas, directas, vocabulario sencillo, y acción, acción, acción. Lo único que importa es lo que los personajes hacen, ignorando el cómo o el porqué. Lo mismo aplica a los diálogos. Importa lo que el personaje dice, no cómo lo dice. Apenas se describen acciones que interrumpan el diálogo y rara es la vez que aparece un «dijo, mientras hacia tal o cual gesto» o un «respondió de esta forma o con está...