Ir al contenido principal

Silver Under Nightfall | Rin Chupeco

El libro se inspira de forma flagrante —y prácticamente reconocida con esa portada— en Castlevania, y no sé si eso es bueno o malo, pero es lo mejor que puedo decir del libro. Desde luego la narrativa y los personajes están a la altura de un juego de plataformas en dos dimensiones de hace treinta años...

Silver Under Nightfall Rin Chupeco

¿Por dónde empiezo con este desastre? Los personajes son recortes de cartón sin ninguna profundidad... El protagonista es insoportable y completamente innecesario para el desarrollo de los acontecimientos... La trama es un tostón... El mundo no tiene nada de inusual o imaginativo. Las intrigas cortesanas entre las distintas cortes de vampiros lo salvan un poco, pero tampoco mucho, porque el hecho de que sean vampiros, con toda la idiosincrasia que ello conlleva, como vivir miles de años, no poder exponerse al sol, poder convertir a otros, etc., etc. no importa. Las intrigas y conjuras son las mismas que entre humanos mortales corrientes y molientes. 


La historia, que tarda casi un 40% del libro en arrancar, gira en torno a un semivampiro cazador de vampiros llamado Remy que se alía con un matrimonio de vampiros para perseguir a un científico loco que esta creando un nuevo tipo de monstruo. Ah, y para montarse un trío... que siempre viene bien al parecer.

Es un poco la misma alianza que forma (sin necesidad de trio) Trevor, Alucard y Sypha en Castlevania, con un villano cuyos monstruos y métodos se parecen sospechosamente a los de Isaac, y con rivalidades entre vampiros que recuerdan mucho a los líos de Carmilla y su corte. No han sido precisamente sutiles con su fuente de inspiración, pero sobre el papel, es una premisa que suena bastante bien. Por desgracia, en cuanto te paras a pensar un poco, ves los desconchones en la pintura. ¿Por qué forman esta alianza? ¿Qué aporta Remy al equipo? ¿Por qué los dos integrantes de esta pareja de inmortales, que lleva 900 años juntos y jamás ha tenido interés por otra persona, están de pronto loquitos por él? Esa es la clase de preguntas que es mejor no hacerse. 


Al mundo, que puede parece interesante a primera vista, le pasa un poco lo mismo. ¿La organización de cazavampiros a la que pertenece Remy tiene una jerarquía o son más un gremio de cazarrecompensas donde va cada uno por libre? ¿Por qué tantos cazadores tienen títulos nobiliarios? ¿Por qué tantos nobles son cazadores? ¿Acaso hay una correlación entre esas dos cosas? 

Además, el libro está plagado de pequeñas inconsistencias. No de las que te hacen exclamar "¿por qué?" a cada página, pero que están ahí, como arenilla entre los dientes en cualquier caso... Cosas como que tengan armas que disparan arcos eléctricos, algo completamente de ciencia ficción, pero que aún no hayan resuelto el problema de las pistolas de un solo disparo con avancarga. O que establezcan que los vampiros más antiguos pueden desarrollar habilidades imprevistas, y teniendo delante el claro ejemplo de una vampiresa que no solo no teme al sol sino que puede conjurar su luz, durante su investigación inmediatamente descarten que un vampiro haya podido atravesar una ventana cerrada... y que encima tengan razón en semejante salto de lógica. 


Pero el principal problema, lo que mata este libro para mí, es la constante falta de tensión. Todo se resuelve antes de que me dé tiempo a registrarlo siquiera como problema. Oh, no, esa criatura se regenera, ¿cómo vamos a salir de esta situación? Oh, ahí esta la solución. A la primera. Oh, no, Remy está en la cárcel y todos creen que es el asesino y están en su contra y... oh, ya esta libre. Vaya.

No hay consecuencias. No hay tensión. No se juega con la anticipación. Nadie tiene que hacer ningún compromiso o sacrificio. Nadie se debate presa de la indecisión. Todo aparece e inmediatamente se resuelve. 

Y aún no he dicho nada del trío amoroso que, en fin... ni justificado a nivel narrativo, ni necesario para la trama, ni digno como objetivo en sí mismo de leer... pero es que ni en esto, que entiendo que para muchos sea lo que venda el libro, es capaz la novela de crear un atisbo de tensión sexual no resuelta. Están de viaje, uno le dice que quiere un trío, Remy dice que no; capítulo siguiente, se lo dice el otro, ya está más convencido; capítulo siguiente, bam. Y por supuesto, entre esas tres escenas, ni un solo diálogo interno debatiéndose entre lo uno y lo otro, ni una pelea en la que esta situación le haga estar distraído y tenga consecuencias. Nada... 


Ni siquiera puedo decir que la acción salve al libro. Remy tiene un arma estupenda, fabricada por una amiga vampira suya (aquí todo el mundo que importa es vampiro o semivampiro), que puede modificarse en combate y adoptar la forma de una maza, o un látigo, o una guadaña, o un montón de cosas. Y uno podría pensar que esto daría pie a combates originales, con usos creativos de un arma tan particular y versátil. Pero no. Remy usa siempre el látigo-cadena, porque Castelvania, supongo... y ya está. 

Repetitivas, farragosas e inconsecuentes. Así son todas las peleas en este libro. Nadie está en peligro. Nadie sale mal parado. O cuando lo hace, es curado en la escena inmediatamente siguiente. Y nadie sufre heridas que le lastren en futuros obstáculos. En la serie de Netflix les ponen de vez en cuando un rasguño en la manga o algo. Aquí, ni eso... 

Mal, mal, mal. Leer este libro has sido como una batalla cuesta arriba. Sinceramente, lo que parece es un pobre fan-fic de la serie de Netflix, con cambios de nombre para evitar problemas legales, escrito por alguien con muchas ganas de ver un trío entre Alucard, Trevor y Sypha

No se lo recomendaría a un amigo. Ni a un enemigo... 

Comentarios